sábado, 23 de agosto de 2014

LECTURAS DEL SÁBADO 23 DE AGOSTO DEL AÑO 2014.

Primera Lectura. Ezequiel 43,1-7.

1Me condujo a la puerta oriental: 2vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas; la tierra reflejó su gloria. 3La visión que tuve era [como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad] como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en tierra. 4La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental. 5Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba el templo.
6Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo -el hombre seguía a mi lado-, 7y me decía: -Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, 
el sitio de las plantas de mis pies,
donde voy a residir para siempre
en medio de los hijos de Israel.
La casa de Israel y sus monarcas
ya no profanarán mi nombre santo
con sus fornicaciones
ni con los cadáveres de sus reyes difuntos.

Explicación.

43,1-7 Llega el momento culminante: a la visión trágica de los cap. 8-11 responde, a unos veinte años de distancia, esta visión de esperanza. La Gloria del Señor retorna al lugar de donde partió. Ello no significa volver al pasado como si nada hubiera ocurrido; se trata de un nuevo comienzo que brota de la experiencia del doble fracaso: fracaso del pecado, "las abominaciones que perpetraron", fracaso del castigo, "los consumió mi ira". Una promesa del Señor inaugura la nueva era "para siempre"; el anuncio de la obediencia del pueblo la completa. Ha precedido el dono del espíritu del capítulo 36.

43,2 Rápidamente se desanda el camino de 11,23 y 10,19. La Gloria llega desde oriente, como un esplendor, y la primera respuesta es el reflejo de la tierra (comparar con Is 6).

43,3 Después le toca a Ezequiel ser el primer adorador humano, representando al pueblo, en un gesto proféteico (como Josué en Jos 5). No habla de humo ni de nube.

43,7 Trono puede ser el arca, el templo, la ciudad (Jr 3,16s; 14,21; 17,12); el templo es también estrado (Sal 99,5; 132,7; Is 60,13). Ambos son atributos de realeza, porque el Señor será el rey de Israel.
        El oráculo polemiza contra la cercanía de palacio y templo, de la que hablan 1 Re 6 y 2 Re 11. Esta cercanía no respetaba suficientemente la distinción entre sacro y profano, y agravaba los pecados cometidos por los monarcas. Fornicaciones eran los cultos idolátricos (cap 8); en vez de "cadáveres" se podría tratar de estelas funerarias egipcias cerca del recinto del templo.

Salmo. 85,9-14.

9Voy a escuchar lo que dice Dios:
el Señor propone* la paz
a su pueblo, a sus leales,
a los que recobran la esperanza.
10Ya se acerca su Salvación a sus fieles,
para que la Gloria habite en nuestra tierra.
11 Lealtad y Fidelidad se encuentran,
Justicia y Paz se besan;
12Fidelidad brota de la tierra,
Justicia se asoma desde el cielo.
13Pues el Señor dará la prosperidad
y nuestra tierra dará su cosecha.
14Justicia caminará delante de él
encaminando sus pasos.


Explicación.

85,9 Alguien en la asamblea escucha y comunica el oráculo de respuesta (Sal 81.6c); sólo que Dios no toma la palabra en primera persona. Por eso, los versos 10-14 podrían ser comentario litúrgico. Es un mensaje "de paz": Dios los ha reconciliado. Se dirige a un pueblo que responde con su "lealtad" a la lealtad divina y con su "esperanza" a las promesas. "Recobran" o se convierten a la esperanza. * O: anuncia.
85,10-14 Es una escena de transfiguración poética. Definen el horizonte "cielo y tierra"; los personajes apenas se mueven; Justicia aparece tres veces. Compárese esta escena con la de Is 32,16s. ¿Son cualidades divinas o virtudes humanas? Divina es Gloria, y acción suya Salvación; las otras las posee ejemplarmente y se las comunica al hombre para su bienestar íntegro.
85,10 "Está cerca": véase Is 56,1. La Gloria vuelve a habitar en el templo: se ha de entender sobre el fondo de Ez 10 Y 43.
85,11 Por la ley del paralelismo, los dos verbos se predican de todos los sujetos.
85,12 Señala la dimensión vertical y cósmica de la escena. "Brotar" es imagen de ascendencia ilustre: léanse Is 45,8; 61,11, una cosecha de virtudes humanas.
85,13 La prosperidad abarca también el campo material: Sal 72,16. Dios, el dador, da "el bien", que en el caso presente es la lluvia; véase Is 55,10.
85,14 Ahí pudo terminar la escena, cuando sobreviene algo inesperado: el Señor se pone en camino, y por delante, abriéndole paso, avanza Justicia. El final es sorprendente: el Señor cuya Gloria reside en el templo sigue caminando por la historia. Otros corrigen y leen en el segundo hemistiquio paz o rectitud.
Trasposición cristiana.
No encuentro en el NT una escena tan sugestiva, pero encuentro dispersas todas las cualidades mencionadas. Véanse entre otros muchos Rom 14,17; Heb 5,9; Lc 2,30. Algunos Padres aplican el v. 13 al nacimiento del Mesías.

Evangelio. Mateo 23,1-12.

1 Entonces Jesús, dirigiéndose a las multitudes y a sus discípulos,
2 declaró:
                        - En la cátedra de Moisés han tomado asiento los letrados y los fariseos.
3 Por tanto, todo lo que os digan, hacedlo y cumplidlo..., pero no imitéis sus obras, porque ellos dicen, pero no hacen.
                         4 Lían fardos pesados y los cargan en las espaldas de los hombres, mientras ellos no quieren empujarlos ni con un dedo.
                         5 Todo lo hacen para llamar la atención de la gente: se ponen distintivos ostentosos y borlas grandes en el manto:
6 les encantan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas,
7 que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "Rabbí".
                         8 Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar ·Rabbí", pues vuestro maestro es uno solo y vosotros todos sois hermanos;
9 y no os llamaréis "padre" unos a otros en la tierra, pues vuestro Padre es uno solo, el del cielo;
10 tampoco dejaréis que os llamen "directores", porque vuestro director es uno solo, el Mesías.
11 El más grande de vosotros será servidor vuestro.
12 A quien se encumbra, lo abajarán, y a quien se abaja, lo encumbrarán.

Explicación.

Mt quiere desengañar a los que piensan que la doctrina de letrados y fariseos es compatible con el cristianismo. En primer lugar denuncia la opresión que letrados y fariseos ejercen sobre el pueblo y su ansia de prestigio y poder (1-12). Los siete "ayes" (13-31) ponen en evidencia la hipocresía de ellos al proponer su doctrina. Sigue una breve invectiva (32s) y termina con una amenaza profética (34-36). Empieza dirigiéndose a la gente y a sus discípulos (1), para abrirles los ojos. Según Dt 18,15.18, habían de ser los profetas los sucesores de Moisés; su puesto lo han tomado los doctores y los observantes de la Ley (2): en vez de la voz de Dios, un código legal. Frase irónica (3): el segundo miembro neutraliza el primero, pues nadie hace caso de hipócritas. De hecho, Jesús ataca la doctrina misma de los letrados y fariseos (15,69.14; 16,12; 17,10-12; 23,13.15.16-22). Fardos pesados, cf. 11,30: carga insoportable sin prestar ayuda alguna. No buscan el bien del hombre, sino dominar con la doctrina (4). Exhibicionismo de letrados y fariseos (5-7; cf. 6,1-18): se constituyen en casta privilegiada. Rabbí: "señor mío, monseñor". Insiste en la igualdad entre los discípulos (8): ningún rango o privilegio. Padre (9): título de los maestros, en cuanto transmisores de la tradición y modelos de conducta. Lo mismo que Jesús no tiene padre humano, tampoco los suyos han de reconocerlo en el sentido dicho. Único modelo, el Padre del cielo (5,48). Director o guía espiritual (10): sólo a Jesús hay que seguir. La verdadera grandeza (11). Dios juzga las actitudes humanas (12).

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