Primera Lectura: Zacarías 2:14-17
14Festeja y aclama, joven Sión,
que yo vengo a habitar en ti
-oráculo del Señor-.
15Aquel día se incorporarán al Señor
muchos pueblos
y serán pueblo mío;
habitaré en medio de ti,
y sabrás que el Señor de los ejércitos
me ha enviado a ti.
16El Señor tomará a Judá
como lote suyo en la tierra santa
y volverá a escoger a Jerusalén.
17¡Silencio todos ante el Señor,
que se levanta en su santa morada!
Explicación.
2,14. Véanse Is 12,6; 54,1; Sof 3,14.
2,15. Con la conocida fórmula de enlace "aquel día" se añade otro oráculo que ensancha la visión precedente (Is 56,3.6; Jr 50,5). "Pueblo mío": véase Is 19,25.
2,16. La incorporación de paganos no quita su puesto privilegiado a Judá y Jerusalén: "parcela elegida".
2,17. Es como el grito de un heraldo imponiendo silencio al llegar el soberano (Hab 2,20). Como final de 15-16, se refiere a la toma de poderes de un reino propio y un imperio internacional. Como final de 10-16, señala el comienzo de la repatriación: el Señor se levanta (véase el diálogo de Is 51,9-52,6, y también Sal 44,24; 5,9; 73,20.)
o
11 19 Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza; se produjeron relámpagos, estampidos, truenos, un terremoto y temporal de granizo.
12 1 Apareció en el cielo una magnífica señal: una mujer envuelta en el sol, con la luna bajo sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas.
2 Estaba encinta, gritaba por los dolores del parto y el tormento de dar a luz.
3 Apareció en el cielo otra señal: un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y en las cabezas siete diademas.
4 Su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra.
El dragón se quedó delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando naciera.
5 Ella dio a luz un hijo varón, destinado a regir a todas las naciones con cetro de hierro (Sal 2,9); pero arrebataron a su hijo y lo llevaron hasta Dios y su trono.
6 La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios, para que allí la sustenten mil doscientos sesenta días.
10 Oí en el cielo una aclamación:
-¡Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios,
de su poderío y de su reinado,
y de la potestad de su Mesías!
Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos,
al que los acusaba día y noche ante nuestro Dios;
EXPLICACIÓN.
La acción divina que se anuncia es una teofanía, simbolizada por la apertura del santuario, la aparición del arca, la tempestad y el terremoto la presencia divina hace vacilar la tierra, cf. Éx 19,18; Sal 18,8; 97,4; Hab 3,6.10) (19). El arca de la alianza, garantía de la fidelidad divina, en el momento del juicio (19).
Comienza la exposición del contenido del librito. La persecución al mensaje cristiano es la concreción histórica de una lucha más profunda. Descrita en términos míticos, es la lucha entre Dios y el dragón, figura del mal, identificado con Satanás, "el Enemigo" y "la serpiente antigua", que causó la muerte del hombre. En términos históricos, es la desmitificación del poder, que, gracias al testimonio de Jesús y al de sus seguidores, pasa de ser considerado como divino (el dragón en el cielo) a ser visto como el Enemigo del hombre y adversario del plan de Dios; el designio divino liberador se propone destruir el poder, que oprime al hombre y le impide alcanzar su plenitud.
Se abre esta sección con la presentación de la comunidad cristiana como realidad trascendente insertada en la historia.
Magnífica ( lit. "grande") señal, imagen portadora de un mensaje de fundamental importancia ; en el cielo implica la trascendencia divina. Teniendo en cuenta los símbolos usados por los profetas, una mujer, que es esposa y madre hace pensar en la relación de Dios con el pueblo y en su fecundidad. Envuelta por Dios de sol: amor de Dios hacia ella (cf. Os 52,1; 61,10); la luna bajo sus pies, dominio sobre la sucesión del tiempo, existencia por encima de las vicisitudes humanas (cf. Sal 89,37s, en contexto de alianza); corona, realeza; de estrellas, dimensión trascendente; doce, el nuevo Israel universal (cf. 21,12-14). El atuendo de la mujer indica pues, la realidad trascendente del nuevo pueblo de Dios, la comunidad cristiana.
Madre fecunda (2): parto particularmente doloroso (a través de la persecución; cf. Jn 16,20); tensión de la comunidad hacia una realidad nueva, el nacimiento del Hombre (el hombre nuevo, la plenitud humana, cuyo prototipo es Jesús; cf. Jn 16,21) en cada uno de sus miembros.
Otra señal (3), nuevo mensaje procedente también de la esfera divina (en el cielo). Dragón, símbolo de una voluntad de mal que consigue sojuzgar a los hombres y escapa de su control; fuerza tremenda y temible (grande), sanguinaria (rojo), con plena vitalidad (siete cabezas): máxima expresión del mal, pero su fuerza (cuernos), aunque grande, no es ilimitada (diez). Esta fuerza de mal se encarna en el poder político (diademas). Quiere acaparar el poder (barrió la tercera parte de las estrellas del cielo, figura de los príncipes o poderosos que derroca, cf. Dn 8,10.24s, de Antíoco Epífanes) (4a). Carácter demoníaco del poder, hasta ahora divinizado.
Desproporción entre la fuerza del mal y la de la mujer. El poder no tolera la existencia del hombre nuevo (para devorar) (4b). Hijo varón, fuerza. La comunidad va realizando en la historia el designio de Dios sobre el hombre y consigue hacerlo a pesar de las fuerzas hostiles. Aunque históricamente débil, no será destruida; por el contrario, vencerá y dominará a sus adversarios (destinado a regir, etc., Sal 2,9; cf. Ap 2,25s, donde se dice a todo cristiano "que salga vencedor"); fracaso de la tentativa de eliminar al hombre nuevo, que, participando de la libertad y señorío de Dios (hasta Dios y su trono), queda fuera de su alcance (5). La comunidad como realidad terrestre sigue perseguida; en el desierto (6), fuera de los valores de la sociedad (situación de éxodo respecto a la sociedad opresora), encuentra refugio y protección divina. 1260 días, tres años y medio (cf. 11,2s), el tiempo de la profecía y de la persecución de los dos testigos, figuras de la comunidad (11,3).
Aclamación: El reinado de Dios y del Mesías en lugar de la tiranía del dragón (10a). El poder y sus agentes acusaban de impiedad a los cristianos por negarse a practicar el culto imperial (cf. Job 1-2; Zac 3,1s); según ellos, acatar el poder equivalía a acatar a Dios (10b).
Salmo Responsorial: Judit 13:18-19
18Y Ozías dijo a Judit:
"Que el Altísimo te bendiga, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor,
creador del cielo y tierra,
que enderezó tu golpe contra la cabeza
del general enemigo.
19Los que recuerden esta hazaña de Dios
jamás perderán la confianza que tú inspiras.
Explicación.
13,18. El primer verso es como la bendición de Melquisedec Gn 14,19-20; el segundo como la alabanza de Yael, Jue 5,24: "Bendita entre las mujeres, Yael... bendita entre las que habitan en tiendas". En la tradición cristiana estos versos de Ozías se han aplicado a María, enlazando "la cabeza del enemigo" con la cabeza de la serpiente Gn 3,15.
Evangelio: Lucas 1:26-38
26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea que se llamaba Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
28 Entrando adonde estaba ella, el ángel le dijo:
- Alégrate, favorecida, el Señor está contigo.
29 Ella se turbó al oír estas palabras, preguntándose qué saludo era aquél.
30 El ángel le dijo:
- No temas, María, que Dios te ha concedido tu favor.
31 Mira, vas a concebir en tu seno y a dar a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús.
32 Éste será grande, lo llamarán Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado;
33 reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.
34 María dijo al ángel:
-¿Cómo sucederá eso, si no vivo con un hombre?
35 El ángel le contestó:
- El Espíritu Santo bajará sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, al que va a nacer lo llamarán "Consagrado", "Hijo de Dios".
36 Y mira, también tu pariente Isabel, en su vejez, ha concebido un hijo, y la que decían que era estéril está ya de seis meses,
37 porque para Dios no hay nada imposible.
38 Respondió María:
- Aquí está la sierva del Señor; cúmplase en mi lo que has dicho.
Y el ángel la dejo.
EXPLICACIÓN.
La concepción de Juan estaba en paralelo con la de Isaac; la de Jesús lo está con la creación de Adán. Nace de Dios mismo y es principio de una nueva humanidad.
Nazaret (26), nunca nombrado en el AT: lugar no ligado a promesa o expectación mesiánica alguna; esta intervención divina no va a representar una continuidad con el pasado. Galilea, la provincia alejada del centro de la institución judía. La escena no se desarrolla en ambiente oficial: no en el templo, sino en una casa; su protagonista no es un sacerdote, sino una virgen (27) sin genealogía ni mención de observancia (cf. 1,6). Sentido teológico de la virginidad: la absoluta fidelidad a Dios (por oposición a la esposa "adúltera" o "prostituida", figuras del pueblo extraviado, cf. Os 2,4ss; Jr 3,6-13; Ez 16). María representa a "los pobres" de Israel, sin relieve social.
Saludo de alegría (cf. Zac 9,9; Sof 3,14), horizonte de salvación (28). Favorecida: la que goza del pleno favor divino; amor de Dios a los israelitas fieles; el Señor está contigo: fórmula usual en Lucas para indicar la solicitud de DIos por un determinado personaje (Lc 1,66; Hch 7,9; 10,38; 11,21; 18,10; cf. Dt 2,7; 20,1, etc). El saludo no provoca temor (cf. 1,12).
Te ha concedido un favor (30: cf. Gn 6,8; Jue 6,17, etc.); Dios miró a Israel con favor en el momento de su elección; la fidelidad de este Israel pobre le asegura ese favor en el presente. José, el descendiente de David (27), no tiene papel alguno en el plan anunciado por el ángel, Jesús (31) = Dios salva; será María quien imponga nombre a su hijo (cf. 1,13), es decir, éste continuará la línea de la madre, no la de José. Hijo del Altísimo (designación divina de alcance universal) (32), no de David, ni de otro padre humano; "ser hijo", no significa solamente nacer por obra de un padre, sino sobre todo heredar la tradición que éste transmite y tener por modelo de comportamiento al padre; no será David el modelo de Jesús; su mensaje vendrá directamente de Dios, su Padre, y sólo éste será modelo de su comportamiento. Grande, por su filiación divina (no sólo "a los ojos del Señor", cf. 1,15); lo llamarán, lo será y será reconocido por tal. David, su padre/antepasado; le corresponde la herencia de David (a través de José), pero el trono no lo obtendrá por pertenecer a su estirpe, sino por decisión de Dios (32; le dará, no "heredará"). En Jesús se cumplirá la promesa dinástica /2 Sm 7,12), pero no será el hijo/sucesor de David (Lc 20,41-44); sino algo completamente nuevo, aunque igualmente perpetuo (Dn 2,22; 7,14). La casa de Jacob(33), las doce tribus, el Israel escatológico.
María no pide pruebas (cf. 1,18), pregunta el modo como esto puede realizarse (34). No vivo con un hombre (lit. "no estoy conociendo varón"): el Israel fiel no espera vida/fecundidad de los hombres, ni siquiera de la línea davídica (José), sino sólo de Dios, aunque no sabe cómo.
Diferencia con Juan Bautista: éste recibe el Espíritu Santo antes de nacer (1,15); Jesús es concebido por obra del Espíritu, la fuerza creadora de Dios (35: fuerza del Altísimo). Te cubrirá con su sombra: se insinúa la idea de "la gloria de Dios" (Éx 40,38; "nube", presencia activa de Dios). La concepción, nuevo acto creador (Espíritu Santo): nace un nuevo Adán, comienza una nueva humanidad. Consagrado, Hijo de Dios, designaciones mesiánicas (Sal 2,7; Lc 4,34). El ángel añade una señal: la fecundidad de Isabel, vieja y estéril, es prueba de la fuerza creadora de Dios (36s).
María no es "una sierva", sino la sierva del Señor (38), representado al Israel fiel (Is 48,8.9.20; 49,3; Jr 46,27s). Su fe contrasta con la incredulidad de Zacarías (1,20).
o
39 Por aquellos días María se puso en camino y fue a toda prisa a la sierra, a un pueblo de Judá;
40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Al oír Isabel el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre e Isabel se llenó de Espíritu Santo.
42 Y dijo a voz en grito:
-¡Bendita tú entre las mujeres y bendio el fruto de tu vientre!
43 Y ¿quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
44 Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
45 ¡Y dichosa tú por haber creído que llegará a cumplirse lo que te han dicho por parte del Señor!
46 Entonces dijo María:
-Proclama mi alma la grandeza del Señor
47 y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
Explicación.
Prontitud para el servicio (39): el Israel fiel (María), que vive fuera el influjo de la capital (Nazaret de Galilea), va en ayuda del judaísmo oficial (Isabel; Judá, nombre de la tribu en cuyo territorio estaba Jerusalén). El saludo de María comunica el Espíritu a Isabel y al niño (44). Isabel habla como profetisa (41s). La bendición, por la maternidad de María. El fruto del vientre (42: cf. Dt 7,13; 28,4). Por haber creído (45), a diferencia de Zacarías.
Por boca de María pronuncia su cántico el Israel fiel a Dios y a su alianza (46-48), el que ha creído en las promesas. Alaba a Dios por su cumplimiento, que ve inminente por el hecho de la concepción del Mesías. Dios mi salvador (47; cf. Sal 24,1; 25,5; Miq 7,7, etc),
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