domingo, 25 de junio de 2017

LECTURAS DEL DOMINGO 25 DE JUNIO DEL AÑO 2017.

Primera Lectura: Jeremías 20,10-13.

10Oía el cuchicheo de la gente: "Cerco de Pavor",
¡a delatarlo, a delatarlo!
Mis amigos acechaban mi traspié:
A ver si  se deja seducir,
lo violaremos y nos vengaremos de él.
11"Pero el Señor está conmigo como fiero soldado,
mis perseguidores tropezarán
y no me vencerán;
sentirán la confusión de su fracaso,
un sonrojo eterno e inolvidable.
12Señor de los ejércitos, examinador justo
que ves las entrañas y el corazón,
que yo vea cómo tomas venganza de ellos,
pues a ti encomendé mi causa.
13Cantad al Señor, alabad al Señor,
que libró al pobre del poder de los malvados".

Explicación.

La extraña oración toma la forma de una denuncia o acusación del profeta a su Dios. A juzgar por varias expresiones, a la luz de la legislación de Dt 22,23-29, pienso que la acusación se formula en términos de seducción y abandono. Como si el Señor hubiera requerido de amores al profeta (en papel femenino) hasta seducirlo (verbo pth según Ex 22,15). Hay que recordar que el Señor había prohibido al profeta casarse. Jeremías, seducido por bellas promesas, ahora se encuentra abandonado y hecho la burla de la gente; sus rivales se ensañan y pretenden aprovecharse de él. El grito de Jeremías es bivalente: significa ¡Violencia! y equivale al grito de socorro de la muchacha amenazada (Dt 22,24.27). Es él quien padece la "violencia"(hzq Dt 22,25) de Dios. El verbo ykl puntúa el proceso: prepotencia de Dios, impotencia del profeta, prepotencia del enemigo (7.9.10).

20,11-13 Síntesis de canto de victoria y petición de justicia, inspirado en el lenguaje de los salmos. Véase p. ej. Sal 35,4.8.9.27.

Salmo: 69,8-10.14.17.33-35.


8Pues por ti aguanté injurias, 
la vergüenza cubrió mi rostro. 
9Un extraño soy para mis hermanos, 
un extranjero para los hijos de mi madre 
10porque me devora el celo por tu templo 
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí, 

14Pero yo, mi súplica va a ti,

Señor, en el momento propicio. 
Por tu gran lealtad respóndeme, Dios, 
con tu fidelidad salvadora. 


17Respóndeme, Señor, con tu lealtad insigne, 
por tu gran compasión vuélvete hacia mí; 


33Miradlo, los humildes, y alegraos, 
los que buscáis a Dios, cobrad ánimo. 
34Que el Señor escucha a los pobres 
y no desprecia a sus cautivos. 
35Alábenlo el cielo y la tierra, 
los mares y cuanto bulle en ellos. 


Explicación.

69,8 Cuanto sufre es por causa de Dios; por tanto, Dios está comprometido y no puede desentenderse: Jr 15,15.
69,9 Una consecuencia es el desvío de los parientes, tema que suena con intensidad personal en Jr 12,6 y Job 19,13-15.

69,10 Celo del hombre por la causa de Dios se encuentra en pocos casos: Fineés (Nm 25,11.13); Jehú (2 Re 10,16). Por el templo, es caso único y da pie a diversas 
conjeturas. Que el orante es un sacerdote, que es un desterrado, que es uno que, a la vuelta del destierro, trabaja en la reconstrucción del templo; cfr. Jr 7.
69,14 Sirve de enlace y de contraste, por el enfático pronombre. El primer hemistiquio es llamativo por el estilo nominal sin verbos, como un grito a medio articular. Una traducción literal sonaría así: "pero yo, mi súplica a ti, Señor, ocasión favorable". En el segundo hemistiquio la última combinación es original.

69,33-34 Conjura el peligro enunciado en 6s. Dios no desprecia al afligido, al pobre, al prisionero.
69,35 Se suma la alabanza cósmica de cielo y tierra, las dos mitades del universo creado. El poeta añade el mar, con la mirada prendida por el prodigioso bullir de vida que descubre o adivina; como al final del salmo 8.

Transposición cristiana.

Empecemos por las citas. El v. 5 en Jn 15,25; 10a en Jn 2,17;10b en Rom 15,3; 13 por alusión en Mt 27,27-30; 22 nueva alusión en Mt 27,34; Mc 15,23; 23-24 en Rom 11,9; 26 en Hch 1,20; 29 el registro de los vivos en Flp 4,3; Ap 3,5; 13,8. Con estos datos pueden los Santos Padres aplicar el salmo a la pasión de Cristo.
Segunda Lectura: Romanos 5,12-15.

 12En consecuencia, igual que por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó sin más a todos los hombres, dado que todos pecaban...
          13Porque antes de la Ley había ya pecado en el mundo; y, aunque donde no hay Ley no se imputa el pecado, 14a pesar de eso la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no habían pecado cometiendo un delito como el de Adán.
          15Éste era figura del que tenía que venir, pero no hay proporción entre el delito y la gracia que se otorga; pues, si por el delito de uno solo murió la multitud, mucho más la gracia otorgada por Dios, el don de gracia que correspondía a un hombre solo, Jesús Mesías, sobró para la multitud.

Explicación.

Jesús Mesías viene a comenzar una nueva solidaridad: lo que hizo y sufrió lo hizo como representante inclusivo de la nueva humanidad que tiene su origen en él. Situación de los hombres por culpa de Adán (12-14a).

            Paralelo Adán-Jesús: superioridad de Jesús. La gracia supera el delito, porque la sucesión pecado-muerte es de causa-efecto, mientras la gracia (favor, perdón, vida) desborda la necesidad del hombre (14B-15).

Evangelio: Mateo 10,26-33.


 26 Conque no les cojáis miedo, porque nada hay cubierto que no deba descubrirse ni nada escondido que no deba saberse;
27 lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que escucháis al oído, pregonadlo desde la azotea.
                28 Tampoco tengáis miedo de los que matan el cuerpo pero no pueden matar la vida; temed si acaso al que puede acabar con vida y cuerpo en el fuego.
               29 ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo caerá al suelo sin que lo sepa vuestro Padre.
30 Pues, de vosotros, hasta los pelos de la cabeza están contados.
31 Conque no tengáis miedo, que vosotros valéis más que todos los gorriones juntos.
              32 En conclusión: Por todo el que se pronuncie por mí ante los hombres, me pronunciaré también yo ante mi Padre del cielo,
33 pero al que me niegue ante los hombres, lo negaré yo a mi vez ante mi Padre del cielo.

EXPLICACIÓN.



La suerte del discípulo es la del maestro, (5,11s). Desarrolla la última bienaventuranza (26,31). No hay que amedrentarse ni puede ocultarse el mensaje. Los hombres pueden suprimir la vida física, pero no la persona (28, cf. 10,22). Confianza en el Padre (29-31, cf. 5,10b; tienen a Dios por rey; 6,25-34). De la postura que tome el discípulo ante los hombres depende su suerte final (32s).

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