Primera Lectura: Oseas 14, 2-10
Conversión (Jr 3,14-22).
2Conviértete, Israel, al Señor, tu Dios,
que tropezaste en tu culpa.
3Preparad vuestro discurso
y convertíos al Señor; decidle:
“Perdona del todo nuestra culpa;
acepta el don que te ofrecemos,
el fruto de nuestros labios.
4Asiria no nos salvará,
no montaremos a caballo;
no volveremos a llamar dios nuestro
a las obras de nuestras manos;
en ti encuentra compasión el huérfano”.
5Curaré su apostasía,
los querré sin que lo merezcan,
mi cólera ya se ha apartado de ellos.
6Seré rocío para Israel:
florecerá como azucena
y arraigará como álamo;
7echará vástagos, tendrá la lozanía del olivo
y el aroma del Líbano;
8volverán a morar a su sombra,
revivirán como la vid, serán famosos
como el vino del Líbano.
9Efraín, ¿qué tengo yo que ver con las imágenes?
Yo contesto y miro. Yo soy abeto frondoso:
de mí proceden tus frutos.
Epílogo.
10Quien sea sabio que lo entienda,
quien sea inteligente
que lo comprenda.
Los caminos del Señor son llanos,
por ellos caminan los justos,
en ellos tropiezan los pecadores.
EXPLICACIÓN.
14,2-9. Con todo, la matanza no es lo último. El puesto que ocupaban 2,16-25 y 11,8-11 en sus respectivas unidades lo ocupa este final en la tercera parte y en el libro entero. Por eso no es casual que se abra con una llamada a la conversión y se cierre con la garantía de los frutos. El desarrollo es lineal: invitación a convertirse (2), discurso del reo convicto y arrepentido (3-4), perdón y curación (5), y así Efraín florece y da fruto (6-8); diálogo final (9).
Atraviesan el texto dos elementos conductores: la raíz shwb con derivados (2ª.3ª.5ab.8ª), y paronomasias del nombre de Efraín. Del primero resulta el siguiente sentido: la “apostasía” se tiene que transformar en “vuelta”, así “se apartará” la ira del Señor, y el pueblo “volverá y habitará”.
14,3. “Fruto de los labios” (con leve corrección) es la confesión del pecado (Sal 50,14.23).
14,4. Es una abjuración: de las alianzas políticas y de la idolatría. Establece una oposición radical entre “las obras de nuestras manos” y el Dios de Israel. Las primeras, sean instituciones o imágenes idolátricas, son despiadados en exigir, impotentes en auxiliar. El Señor es salvador porque se compadece de los débiles.
14,5. Es el gozne del oráculo, que marca el cambio de dirección: la victoria del amor sobre la cólera, cerrando una serie: 3,1; 4,18; 8,9; 9,1.10.15; 10,11; 11,1.4; 12,5.
14,6-9. La coincidencia con temas y expresiones del Cantar de los cantares es llamativa; perfume, vino, azucena, ciprés (Cant 1,17), frondoso (Cant 1,16), sentarse a la sombra (2,3), rocío (5,2), florecer (6,11; 7,3).
14,9. Es dudosa la asignación de frases en este breve diálogo. La última frase la pronuncia el Señor. Gracias a él cumplirá Efraín el destino inscrito en su nombre.
14,10. Colofón probablemente añadido por el compilador del libro. Su lectura puede resultar extraña o difícil, exige un esfuerzo de comprensión y una actitud correcta. La palabra profética invita y desafía al hombre.
Salmo Responsorial: 51,3-4.8-9.12-14.17
3Misericordia, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
4lava del todo mi delito
y limpia mi pecado.
8Tú quieres sinceridad interior
y en lo íntimo me inculcas sensatez.
9Límpiame con hisopo del pecado,
lávame hasta quedar más blanco que la nieve.
12Crea en mí, Dios, un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu;
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
17Señor mío, ábreme los labios
y mi boca proclamará tu alabanza.
EXPLICACIÓN.
51,3 Al apelar a la piedad y compasión de la otra parte, implícitamente se reconoce culpable.
51,8 Dios mismo trabaja en la intimidad del hombre para que adquiera y asimile la sensatez. Parte importante de ella es descubrir y reconocer los pecados y la condición pecadora.
51,9 Compárese con Is 1,18.
51,12-14 El verbo crear suena con fuerza al comienzo de tres versos que llamaré epíclesis, porque son una triple invocación al espíritu. Como en la creación: el "espíritu de Dios" se cernía sobre el océano.
51,12 El primero es un espíritu dispuesto; adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).
51,13 El segundo es un espíritu santo; la petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is 62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.
51,14 El tercero es un espíritu "principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.
Transposición cristiana.
El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.
Evangelio: Mateo 10, 16-23
16 Mirad que yo os mando como ovejas entre lobos: por tanto, sed cautos como serpientes e ingenuos como palomas.
17 Pero tened cuidado con la gente, porque os llevarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas
18 y os conducirán ante gobernadores y reyes por mi causa, como prueba contra ellos y contra los paganos.
19 Cuando os entreguen no os preocupéis por lo que vais a decir o por cómo lo diréis, pues lo que tenéis que decir se os inspirará en aquel momento;
20 porque no seréis vosotros los que habléis, será el Espíritu de vuestro Padre quien hable por vuestro medio.
21 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir,
22 y seréis odiados de todos por razón de mi persona; pero aquel que resista hasta el final, ése se salvará.
23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, porque os aseguro que no habréis acabado con las ciudades de Israel antes que vuelva el Hombre.
EXPLICACIÓN.
Inermes ante enemigos despiadados (16, cf. 5,10). Prudencia o cautela, pero sencillez sin astucias (16). La prudencia (17, cf. 7,6). Confianza (19-20). Actitudes ante el mensaje (21s). La muerte no es un fracaso (22). La vuelta del Hombre (23), la destrucción de Jerusalén (cf. 26,64). La suerte del discípulo es la del maestro, (5,11s). Desarrolla la última bienaventuranza (26,31). No hay que amedrentarse ni puede ocultarse el mensaje.
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