Primera Lectura: Jeremías 18, 1-6
En el taller del alfarero (Is 29,16; Eclo 38,29-30; Rom 9,19-21)
1Palabras que el Señor dirigió a Jeremías:
2-Anda, baja al taller del alfarero y allí te comunicaré mi palabra.
3Bajé al taller del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno.
4A veces, trabajando en el barro, le salía mal una vasija: entonces hacía otra vasija, como mejor le parecía.
5Y me dirigió la palabra el Señor:
6-Y yo, ¿no podré trataros, israelitas, como ese alfarero? Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mis manos, israelitas.
EXPLICACIÓN.
18,1-6. De la actividad artesana del alfarero, que modela su cerámica, surge un día la imagen de Dios como alfarero, que modela al hombre del barro de la tierra: Gn 2,7-8,19. De ahí resulta que el hombre posee un carácter o “modelado”: Gn 6,5; 8,21. De aquí se pasa a usar como sinónimos “creador” y “modelador”, del hombre y también de la historia: especialmente Isaías II. Puede verse: Is 27,11; 43,21; 44,2; 49,5; 64,7; Zac 12,1; Sal 33,15; 139,16.
El presente capítulo puede estar inspirado en Is 29,16. Jeremías es enviado a contemplar a un alfarero trabajando, desde la escena se remonta a predicar sobre la situación del momento: de lo cotidiano a lo trascendente, como la olla de 1,13s. La diferencia fundamental entre el barro y el hombre es que el hombre es responsable. El alfarero deshace lo que le salió mal y con el mismo barro hace otra vasija; el hombre tiene que reformar lo que ha deformado. Si Dios es soberano, el hombre es responsable. Si el hombre se resiste al cambio, el alfarero tendrá que desechar toda la masa. El barro humano tiene la terrible capacidad de resistirse al modelado de Dios. Él la quiere modelar con su palabra, no a la fuerza; es decir, con un dinamismo que actúe desde dentro.
La amenaza añade fuerza a la exhortación y es condicionada. Si cumple la condición, el hombre convierte la amenaza en predicción, haciendo que se cumpla. Tal es la lógica del oráculo.
Salmo Responsorial: 146,1-6.
1¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Señor
2alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
3No confiéis en los nobles,
en un hombre que no puede salvarse:
4sale su aliento y él vuelve al polvo,
ese día perecen sus planes.
5Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
su esperanza es el Señor su Dios,
6que hizo el cielo y la tierra
el mar y cuanto hay en ellos;
que mantiene su fidelidad perpetuamente
EXPLICACIÓN.
146 Género. Enuncia la "alabanza" propia del himno (1-2), invita por contraste a la confianza (3-4), pronuncia una bienaventuranza. Creo que el punto de apoyo es lo segundo: podéis confiar en el Señor, porque tiene recursos para todo y tenerlo de protector será vuestra dicha. El desarrollo da más espacio a elementos del himno. El comienzo en primera persona pasa enseguida a exhortar en segunda persona; destinatarios son la comunidad y Sión, capital del rey.
Composición. Los predicados "mi Dios - reina" (1.10) forman una inclusión teológica significativa. Por ser Creador (6), mi Dios es rey perpetuo, y no hay otro señor (3).3-4 Y 5-6a forman una clara oposición entre Dios y el hombre: no confiéis en el hombre, porque es caduco / sea vuestro auxilio Yhwh porque es creador. Del último miembro cuelgan los predicados que dan estilo de himno al resto (6b-9); son actividades que se pueden atribuir al rey, también la acción represiva (9b). Este salmo tiene muchos contactos con el precedente.
146,1-2 "Mientras viva" cambia y explica la expresión "siempre" de otros salmos.
146,2 Sal 118,9.
146,3-4 "Príncipes" y "hombres" están aliterados en hebreo. Más importante es la paronomasia de "hombre" a "su tierra" (horno ab humo). Sal 82,7 empareja príncipes con hombres. La recomendación y el motivo se leen en Is 2,22; cfr. Ecl 3,21.
146,5 La mención selectiva de Jacob trae el recuerdo de las doce tribus: aunque falte un rey humano, la memoria del patriarca sigue aglutinando.
146,6a División tripartita del universo. Seres celestes son los astros.
146,6b-7a "Fidelidad y justicia" pueden definir el gobierno del Señor; véanse Jr 50, 33; Sal 103,6.
Transposición cristiana.
Para el tema de la realeza de Dios y de su Mesías citamos Ap 11,15. Jesús desata a la mujer encadenada (Lc 13,16), abre los ojos a los ciegos (Mt 9,30; 11,5), alimenta a los hambrientos (Mt 14,13-21).
Evangelio: Mateo 13, 47-53
47 Se parece también el reino de Dios a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces:
48 cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, reúnen los buenos en cestos y tiran los malos.
49 Lo mismo sucederá al fin de esta edad: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos
50 y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
51 - ¿Habéis entendido todo esto?
Contestaron ellos:
- Sí.
52 Él les dijo:
- De modo que todo letrado instruido en el reino de Dios se parece al dueño de casa que saca de su arcón cosas nuevas y antiguas.
53 Cuando acabó estas parábolas se marchó Jesús de allí,
EXPLICACIÓN.
La última parábola (47,50), como la de la cizaña, lleva su explicación, y su sentido es similar. Termina la instrucción privada. Entender, tema del capítulo (13,13.14.15.19.23.51). Deben transmitir el conocimiento recibido. El nuevo letrado no depende de su antigua tradición, lo nuevo tiene precedencia sobre lo antiguo; el mensaje de Jesús, clave de lectura del AT.
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