viernes, 4 de septiembre de 2015

LECTURAS DEL VIERNES 4 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 2015.


PRIMERA LECTURA. Colosenses 1,15-20.

15Éste es imagen de Dios invisible,
                      nacido antes que toda criatura,
                  16pues por su medio se creó
                      el universo celeste y terrestre,
                      lo invisible y lo invisible,
                      ya sean majestades, señoríos,
                      soberanías o autoridades.
                   17Él es modelo y fin del universo creado,
                       él es antes que todo
                       y el universo tiene en él su consistencia.
                   18Él es también la cabeza del cuerpo,
                       que es la Iglesia.
                       Él es el principio,
                       el primero en nacer de la muerte,
                       para tener en todo la primacía,
                   19pues Dios, la Plenitud total,
                       quiso habitar en él.
                   20para por su medio reconciliar consigo el universo,
                       lo terrestre y lo celeste,
                       después de hacer la paz con su sangre
                       derramada en la cruz.

Explicación.
  
Preeminencia de Jesús Mesías: él es el punto de referencia para conocer a Dios (imagen de Dios invisible) (15); nacido antes, "primogénito", que expresa la predilección divina; Israel era llamado "primogénito de Dios" (Éx 4,22; Jr 31,9) y de ahí el término se aplicó al Mesías, representante ideal del pueblo (cf. Heb 1,6). Como la figura de la Sabiduría en la literatura judía (cf. Prov 8,22-24.27; Sab 9,1), él está al principio de las obras de Dios, como modelo de su creación; él, además, marca la meta, la plenitud del hombre (modelo y fin). Pablo combate la creencia en mediadores cósmicos, (majestades, señoríos, etc.), propuesta a los colosenses por las doctrinas sincretistas (16). La consistencia del universo no está en su ser físico, sino en la cohesión que recibe de Cristo (17).

                 Relación particular de Cristo con la Iglesia, que depende de él de modo más inmediato y a la que comunica especialmente su influjo vital. Como cabeza de la iglesia, él es el principio, que será seguido de la nueva humanidad; el primero en levantarse de la muerte: toda obra del amor de Dios tiene como iniciador a Jesús (18). La Plenitud total (19): esta denominación divina (se explicita "Dios", según 2,9), pretende sin duda combatir la falsa plenitud que los adversarios pretendían alcanzar con la veneración de los seres supramundanos (cf. 2,9s). La presencia de Jesús Mesías es la de Dios mismo (v.15: "imagen"). La reconciliación con Dios presupone la paz entre los hombres (cf. Ef 2,13-16) (20).

SALMO. 100,2-5.


2servid al Señor con alegría 
entrad a su presencia aclamando. 
3Sabed que el Señor es Dios,
él nos hizo y somos suyos,
pueblo suyo y ovejas de su aprisco. 
4Entrad por sus puertas con acción de gracias, 
por sus atrios con himnos,
dadle gracias, bendecid su nombre:

5«EI Señor es bueno, su misericordia es eterna, 
su fidelidad de edad en edad».

Explicación.

100 Himno con invitatorio ampliado y motivación simplificada. El invitatorio se articula en siete imperativos, de los cuales el central da contenido concreto a la alabanza. El último verso es el texto de la bendición. En un horizonte universal, de "la tierra entera" se coloca la elección de un rebaño. El contexto es cúltico, como una procesión de "entrada": "puertas, atrios, presencia". 

100,2. "Servid" puede tener sentido genérico, venerar, o restringido, dar culto.
100,3. "Sabed" es imperativo raro: tiene el peso de reconocer. El complemento "nos" se estrecha al pueblo. "Nos ha hecho" físicamente por la bendición patriarcal de la fecundidad (Gn 12,2); políticamente, haciendo de una masa de esclavos una nación libre; religiosamente por la alianza.
100,5. "Bondad, fidelidad y lealtad" forman parte de la proclamación litúrgica, desde Ex 34,6 en adelante.

Transposición cristiana.

 "Nos hizo" se puede ensanchar para que abarque a todos los hombres (Hch 17,26); se puede estrechar a la Iglesia como rebaño del buen pastor (Jn 10,12-16).


EVANGELIO. Lucas  5,33-39.

33 Ellos le dijeron:
- Los discípulos de Juan ayunan a menudo y tienen sus rezos, y lo mismo los fariseos discípulos; los tuyos, en cambio, a comer y a beber.
34 Jesús les contestó:
-¿Acaso podéis hacer que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos?
35 Llegarán días en que les arrebaten al novio; entonces, aquellos días, ayunarán.
36 Les propuso también una comparación:
- Nadie corta un manto nuevo para echarle una pieza a un manto viejo; de lo contrario, el nuevo quedará cortado y al viejo la pieza no le irá bien.
37 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino nuevo reventará los odres: el vino se derramará y los odres se echarán a perder.
38 No, el vino nuevo se echa en odres nuevos.
39 Pero nadie, acostumbrado al de siempre, quiere uno nuevo, porque dice: "Bueno está el de siempre".

EXPLICACIÓN.




Vse. Mc 2,18-22. Los fariseos y sus letrados se dirigen ahora directamente a Jesús; ponen de relieve el contraste entre la ascesis practicada por los discípulos de Juan y ellos mismos, y la permisividad que autoriza Jesús en su grupo. Toman pie del banquete que se está celebrando. Los ayunos de los discípulos del Bautista demuestran que no reconocen el cambio de alianza anunciado por Juan (3,16); se han asimilado a los fariseos (33). Les arrebaten (35), para darle muerte (cf. Is 53,8). Llegarán días, alusión a los "tres días" entre la muerte y la resurrección. Jesús volverá a estar con los suyos. La fuerza de la costumbre hace rechazar el cambio (5,32: "los justos"); rechazan la novedad (39). Vino de siempre, lit. "viejo", en el sentido peyorativo de "el manto" y "los odres viejos" (no "vino añejo"). La temática de los satisfechos ("justos"), por oposición a los insatisfechos con su situación personal y con la situación social, será desarrollada a lo largo del Evangelio.

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