PRIMERA LECTURA. Tobías 1,3; 2,1-8.
1,3Yo, Tobit, procedí toda mi vida con sinceridad y honradez, e hice muchas limosnas a mis parientes y compatriotas deportados a Nínive, de Asiria.
La desgracia de Tobit.
2,1Durante el reinado de Asaradón regresé a casa; me devolvieron a mi mujer, Ana, y a mi hijo, Tobías. En nuestra fiesta de Pentecostés (la fiesta de las Semanas) me prepararon una buena comida. 2Cuando me puse a la mesa, llena de platos variados, dije a mi hijo, Tobías:
- Hijo, anda a ver si encuentras a algún pobre de nuestros compatriotas deportados a Nínive, uno que se acuerde de Dios con toda el alma, y tráelo para que coma con nosotros. Te espero, hijo, hasta que vuelvas.
3Tobías marchó a buscar a algún israelita pobre, y cuando volvió, me dijo:
- Padre.
Respondí:
-¿Qué hay, hijo?
Repuso:
- Padre, han asesinado a un israelita. Lo han estrangulado hace un momento, y lo han dejado tirado ahí, en la plaza.
4Yo pegué un salto, dejé la comida sin haberla probado, recogí el cadáver de la plaza y lo metí en una habitación para enterrarlo cuando se pusiera el sol. 5Cuando volví, me laví y comí entristecido, recordando la frase del profeta Amós contra Betel:
6"Se cambiarán vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegías", 7y lloré. Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y lo enterré.
8Los vecinos se me reían:
-¡Ya no tiene miedo! Lo anduvieron buscando para matarlo por eso mismo, y entonces se escapó; pero ahora ahí lo tenéis, enterrando muertos.
Explicación.
1,3. Comienza en primera persona, a manera de autobiografía, que llega sólo hasta 3,6, al entrar en escena Sara. El género tiene antecedentes en las memorias de Nehemías. No sabemos la razón del cambio brusco. En primera persona, Tobit comienza con una confesión pública de sus virtudes. Nos suena como la del fariseo que daba gracias a Dios porque era muy bueno y "no como los demás" (Lc 18,9-14). La Vulgata comienza el relato en tercera pesona, quizá siguiendo el consejo de Prov 27,2 "Que te alabe el extraño, y no tu boca".
Su confesión, que abarca la vida en la patria y en el destierro, permite una comparación útil. En la patria la peregrinación al santuario central, en el destierro los alimentos puros. En la patria los diezmos legales, en el destierro la limosna.
2,1. La fiesta de las Semanas se celebraba con peregrinación a Jerusalén. Algunos piensan que en ella se renovaba la alianza. En el destierro hay que prescindir de muchos ritos: la comida festiva parece ser lo principal, quizá acompañada de lecturas y plegarias bíblicas.
2,2. Tobit exige que el convidado sea "pobre y fiel al Señor": acto de caridad que se nos antoja bastante selectivo. Quizá piense que sólo un israelita observante, también de los preceptos de pureza legal, podía participar en un banquete de carácter religioso. Véase la legislación de Dt 16,9-12 y 26,11. Con el invitado se abre el círculo familiar y se experimenta la solidaridad del pueblo desterrado.
2,3. Los verbos en voz pasiva sugieren el anonimato e impunidad del asesinato.
2,5. El contacto con un cadáver contaminado (Nm 19,14-16). Noticia importante para el narrador.
2,6. Con una cita de Escritura interpreta un hecho presente como cumplimiento de una profecía: la amenaza de Am 8,10 contra el culto cismático de Betel; que se extiende también a Dan, el santuario gemelo. El asesinato de un desterrado, si no castigo personal, es consecuencia del pecado colectivo y en ese espíritu debe ser aceptado. A Tobit aunque inocente toca llorar. La cita de Escritura es procedimiento frecuente en 1 Mac y tiene un antecedente en Jr 26,18.
SALMO. 112,1-6.
Explicación.
112,1 a Recoge en parte 111,10a, como programa de vida.
EVANGELIO. Marcos 12,1-12.
1Entonces se puso a hablarles en parábolas:
1,3Yo, Tobit, procedí toda mi vida con sinceridad y honradez, e hice muchas limosnas a mis parientes y compatriotas deportados a Nínive, de Asiria.
La desgracia de Tobit.
2,1Durante el reinado de Asaradón regresé a casa; me devolvieron a mi mujer, Ana, y a mi hijo, Tobías. En nuestra fiesta de Pentecostés (la fiesta de las Semanas) me prepararon una buena comida. 2Cuando me puse a la mesa, llena de platos variados, dije a mi hijo, Tobías:
- Hijo, anda a ver si encuentras a algún pobre de nuestros compatriotas deportados a Nínive, uno que se acuerde de Dios con toda el alma, y tráelo para que coma con nosotros. Te espero, hijo, hasta que vuelvas.
3Tobías marchó a buscar a algún israelita pobre, y cuando volvió, me dijo:
- Padre.
Respondí:
-¿Qué hay, hijo?
Repuso:
- Padre, han asesinado a un israelita. Lo han estrangulado hace un momento, y lo han dejado tirado ahí, en la plaza.
4Yo pegué un salto, dejé la comida sin haberla probado, recogí el cadáver de la plaza y lo metí en una habitación para enterrarlo cuando se pusiera el sol. 5Cuando volví, me laví y comí entristecido, recordando la frase del profeta Amós contra Betel:
6"Se cambiarán vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegías", 7y lloré. Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y lo enterré.
8Los vecinos se me reían:
-¡Ya no tiene miedo! Lo anduvieron buscando para matarlo por eso mismo, y entonces se escapó; pero ahora ahí lo tenéis, enterrando muertos.
Explicación.
1,3. Comienza en primera persona, a manera de autobiografía, que llega sólo hasta 3,6, al entrar en escena Sara. El género tiene antecedentes en las memorias de Nehemías. No sabemos la razón del cambio brusco. En primera persona, Tobit comienza con una confesión pública de sus virtudes. Nos suena como la del fariseo que daba gracias a Dios porque era muy bueno y "no como los demás" (Lc 18,9-14). La Vulgata comienza el relato en tercera pesona, quizá siguiendo el consejo de Prov 27,2 "Que te alabe el extraño, y no tu boca".
Su confesión, que abarca la vida en la patria y en el destierro, permite una comparación útil. En la patria la peregrinación al santuario central, en el destierro los alimentos puros. En la patria los diezmos legales, en el destierro la limosna.
2,1. La fiesta de las Semanas se celebraba con peregrinación a Jerusalén. Algunos piensan que en ella se renovaba la alianza. En el destierro hay que prescindir de muchos ritos: la comida festiva parece ser lo principal, quizá acompañada de lecturas y plegarias bíblicas.
2,2. Tobit exige que el convidado sea "pobre y fiel al Señor": acto de caridad que se nos antoja bastante selectivo. Quizá piense que sólo un israelita observante, también de los preceptos de pureza legal, podía participar en un banquete de carácter religioso. Véase la legislación de Dt 16,9-12 y 26,11. Con el invitado se abre el círculo familiar y se experimenta la solidaridad del pueblo desterrado.
2,3. Los verbos en voz pasiva sugieren el anonimato e impunidad del asesinato.
2,5. El contacto con un cadáver contaminado (Nm 19,14-16). Noticia importante para el narrador.
2,6. Con una cita de Escritura interpreta un hecho presente como cumplimiento de una profecía: la amenaza de Am 8,10 contra el culto cismático de Betel; que se extiende también a Dan, el santuario gemelo. El asesinato de un desterrado, si no castigo personal, es consecuencia del pecado colectivo y en ese espíritu debe ser aceptado. A Tobit aunque inocente toca llorar. La cita de Escritura es procedimiento frecuente en 1 Mac y tiene un antecedente en Jr 26,18.
SALMO. 112,1-6.
1Aleluya. Dichoso el que respeta al Señor
y es entusiasta de sus mandatos.
2Su linaje será poderoso en la tierra,
2Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia de los rectos será bendita.
3En su casa habrá riquezas y abundancia,
3En su casa habrá riquezas y abundancia,
su justicia se afirma siempre.
4En las tinieblas amanece para los rectos
el Piadoso y Clemente y Justo.
5Dichoso el hombre que se apiada y presta
y administra rectamente sus asuntos:
6porque no vacilará jamás
y será perpetuo el recuerdo del honrado. el Piadoso y Clemente y Justo.
5Dichoso el hombre que se apiada y presta
y administra rectamente sus asuntos:
6porque no vacilará jamás
Explicación.
112,1 a Recoge en parte 111,10a, como programa de vida.
112,1 b Y en paralelo riguroso, el cumplimiento de los mandamientos: véase Eclo 2,9.15.
112,2ab "Poderoso": a la luz de Gn 27,29; Jr 9,2. La "descendencia" como grupo definido: círculo, corporación.
112,3a Atribuyen estos bienes a la Sensatez: Prov 3,16; 8,18.21; 22,4.
112,3b Pienso que "justicia" pertenece a la conducta. Si lo tomamos en sentido restringido tardío, significa "limosna": Eclo 3,14.30; 29,12. En sentido lato dice que la honradez es un valor permanente: cfr. Sab 1,15.
112,4a "Amanece" una mañana liberadora. Tema y palabras se pronuncian a favor del hombre generoso en ls 58,10.
112,4b ¿Quién es el sujeto? Pienso que Dios: según la predicación litúrgica tradicional, Sal 111 ,4b; también "justo" es predicado frecuente de Dios. Ésa es la luz que amanece.
112,5a Eso sí, de la compasión divina aprende el hombre a compadecerse y prestar, aun a fondo perdido: Dt 15,1-11; Prov 11,24.
112,5b "Asunto": otros traducen "mantiene su palabra".
112,6ab "No vacilará" es corriente en el salterio; también Prov 10,30; 12,3. El "recuerdo": Prov 10,7.
Trasposición cristiana.
En su billete para promover la colecta a favor de los cristianos necesitados de Jerusalén, Pablo cita los versos 9ab: léase 2 Cor 9,6-10. Para la imitación de Dios: Mt 5,48.EVANGELIO. Marcos 12,1-12.
1Entonces se puso a hablarles en parábolas:
-Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de su país.
2A su tiempo envió a los labradores un siervo, para percibir de ellos su tanto de la cosecha de la viña. 3Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron de vacío. 4Entonces les envió otro siervo; a éste lo descalabraron y lo trataron con desprecio. 5Envió a otro y a éste lo mataron; y a otros muchos, a unos los apalearon, a otros los mataron. 6Uno le quedaba todavía, un hijo amado, y se lo envió el último, diciéndose: «A mi hijo lo respetarán».
7Pero los labradores aquellos se dijeron: «Este es el heredero; venga, lo matamos y será nuestra la herencia». 8Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Irá a acabar con esos labradores y dará la viña a otros.
10¿No habéis leído siquiera este pasaje?:
La piedra que desecharon los constructores
se ha convertido en piedra angular,
11 Es el Señor quien lo ha hecho:
¡qué maravilla para los que lo vemos! (Sal 118,22-23)
12 Estaban deseando echarle mano, porque se dieron cuenta de que la parábola iba por ellos; pero tuvieron miedo de la multitud y, dejándolo, se marcharon.
Explicación.
(12,1-12): Sin interrupción, la parábola, tomando pie de Is 5,1-7. Continúa la infidelidad histórica de los dirigentes de Israel. La viña, símbolo del pueblo elegido (Sal 80,9ss); 70S labradores, los dirigentes (1); el envío de los siervos, el de los profetas; el fruto, la justicia y el derecho (Is 5,7) (cf. 12,31: el amor al prójimo como a sí mismo). Con la opresión que ejercen, los dirigentes crean una sociedad injusta y explotan al pueblo en propio provecho (cf. 11,17) (2-5). El enviado final y decisivo es el Hijo amado (cf. 1,11; 9,7), el Mesías; se proponen suprimirlo para excluir toda posibilidad de liberación del pueblo y perpetuar su explotación (6-8). El asesinato del Hijo provocará la destrucción de Israel como nación y de sus instituciones; la elección y el reinado de Dios pasarán a los pueblos paganos (9). Confirma lo anterior con la cita del Sal t 18,22s: metáfora de la construcción: al desechar ellos al Mesías, Dios se formará un nuevo pueblo (10-11). Miedo de los dirigentes a la multitud (12).
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