miércoles, 27 de mayo de 2015

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 27 DE MAYO DEL AÑO 2015.

PRIMERA LECTURA. Eclesiástico 36,1.4-5.10-17.

Oración por Israel   (Sal 79)
36 1Salvanos, Dios del universo,  
4Como les mostraste tu santidad al castigamos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos; 
5para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti. 
10apresura el término, atiende al plazo, 
pues ¿quién podrá decirte «qué haces»? 
11Que un fuego vengador devore a los que escapan,
que los opresores de tu pueblo vayan a la ruina. 
12Aplasta la cabeza de los jefes enemigos 
que dicen: «Nadie más que nosotros». 
13Reúne a todas las tribus de Jacob 
y dales su heredad como antiguamente. 
17Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre; 
de Israel, a quien nombraste tu primogénito; 

Explicación. 

36,1-3 La situación histórica está vista en un contexto universal que el Señor domina: 45,23; 50,22; Isaías Segundo. 

36,4-5 Castigando revela Dios la santidad, que no puede tolerar la injusticia, la rebeldía, el pecado; la santidad divina es exigencia. La gloria aparece como presencia activa y poderosa de Dios, estrechamente unida a la santidad. El resultado de esa doble manifestación es el reconocimiento humano del verdadero Dios, la victoria sobre la idolatría: Ez 28,22; 38,23. 

36,10-11 Dios tiene sus momentos, sus días, en la historia: Sal 75,3; sabe esperar hasta la sazón, Is 18,4-5. El hombre se impacienta y reclama a Dios: quizás el autor pretende una adversativa, "pero ¿quién puede pedirte cuentas de lo que haces?" 

36,12 Es el grito soberbio de Babilonia en la cumbre de su poderío: Is 47,8-10. 

36,13-16 Israel está disperso: los judíos sueñan con la restauración de la vieja unidad en la tierra prometida. 

36,17 Véase Dt 28,10; Is 43,1-7. 


 SALMO. 79,8-9.11.13.

8No nos imputes los delitos de los antepasados.
Que tu compasión se apresure a alcanzamos,
pues estamos agotados.
9Socórrenos, Dios Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre.
Líbranos y expía nuestros pecados,
en atención a tu nombre. 

11Llegue a tu presencia el lamento del cautivo,
con tu brazo poderoso
salva a los condenados a muerte. 
13y nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus glorias
generación tras generación. 
Explicación.
79,8-9 Confesándose culpables, apelan a la compasión de Dios y al honor de su nombre. Los pecados de los antepasados se han acumulado bajo los pecados recientes (Is 65,7), "nuestros": los antiguos que Dios los olvide, los recientes que los "expíe". Estos tres versos son una confesión penitenclal resumida: puede verse ampliada en Esd 9; Neh 9-10; Dn 3 y 9; Bar 1,15-3,8.
79,8 "No imputes" o no recuerdes: con valor judicial: Is 43,25; Jr 31,34.

79,9 Sobre "expiar", además de los textos litúrgicos de Lv y Nm, pueden consultarse Is 6,7; 22,14; 27,9.  
 79,11 Los cautivos se consideran "condenados a muerte" (1 Sm 20,31; 26,16) o formalmente o por el trato que reciben. A no ser que se refiera a un grupo entre los cautivos. 
79,13 El título "ovejas de tu rebaño" se lee en dos textos clásicos de pastores: Jr 23,1 Y Ez 34,31.

Trasposición cristiana.
El Apocalipsis recoge dos temas del salmo: los cadáveres sin enterrar y la venganza de los asesinados: Ap 11,7; 6,9. Piensa en un juicio final o definitivo, con oposiciones netas, sin intermedios. La Iglesia perseguida recita el salmo confesando sus pecados y pidiendo la justicia necesaria para liberar a las víctimas inocentes.  
 EVANGELIO. Marcos 10,32-45.

Tercer anuncio de la muerte-resurrección (Mt 19,13-15; Lc 18,15-17)


32Iban por el camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante; ellos estaban desconcertados, y los que lo seguían iban con miedo. Otra vez se llevó con él a los Doce y se puso a decirles lo que estaba para sucederle:
33-Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados: lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos; 34se burlarán de él, lo azotarán y lo matarán, pero a los tres días resucitará.  

Ambición de Santiago y Juan (Mt 20,20-24)  

35Se le acercaron los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-Maestro, queremos que lo que te pidamos lo hagas por nosotros.
36Elles preguntó:
-¿Qué queréis que haga por vosotros?
37Le contestaron ellos:
-Concédenos sentamos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda el día de tu gloria.
38Jesús les replicó:
-No sabéis lo que pedís; ¿sois capaces de pasar el trago que yo voy a pasar, o de dejaros sumergir por las aguas que me van a sumergir a mí?
39Le contestaron:
-Sí, lo somos.
Jesús les dijo:
-El trago que voy a pasar yo, lo pasaréis, y las aguas que me van a sumergir a mí os sumergirán a vosotros:
40pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos a quienes esté destinado.
41 Al oírlo, los otros diez dieron rienda suelta a su indignación contra Santiago y Juan.

Instrucción de Jesús: El servicio (Mt 20,25-28; Lc 22,24-27)

42Jesús los convocó y les dijo:
-Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones las dominan, y que sus grandes les imponen su autoridad.
43No ha de ser así entre vosotros; al contrario, entre vosotros, el que quiera hacerse grande ha de ser servidor vuestro, 44y el que quiera ser primero, ha de ser siervo de todos; 45porque tampoco el Hombre ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos. 
Explicación.
Sexta sección, centro del segundo período: Subida y llegada a Jerusalén. Como en el tríptico central del primer período (6,7-32), aparece el tema del poder (6,14: "el rey Heredes»: 6,21: «sus magnates»; 10,42: «los jefes de las naciones», «sus grandes»): además, la muerte de Juan Bautista (6,27-29) a manos del poder está en paralelo con la de Jesús, que él anuncia ahora. Se cierra el tema del «camino» (10,52; 11,8) Y se abre el de Jerusalén (10,32.33; 11,1.11.15.27).
a) (10,32-34): Subida a Jerusalén. Tercer anuncio de la muerte-resurrección. Suben con Jesús los dos grupos, los Doce/los discípulos (desconcertados) y "los seguidores» no israelitas (con miedo). Jesús informa a los Doce (no les enseña, d. 8,31; 9,31) de lo que va a ocurrirle a él. Ante esto, ellos, el Israel mesiánico, deberían romper de una vez con las ideologías de la institución judía que va a procurar la muerte de Jesús, con los círculos de poder religioso y político (sumos sacerdotes) y los expertos de la Ley (letrados). Primera mención de la entrega a los paganos y los ultrajes.

b) (10,35-45): Como después del segundo anuncio de la muerte (9,31), se manifiesta la ambición de los discípulos (d. 9,34). Santiago y Juan, «los Truenos» (= los autoritarios, 3,17). Sin darse por enterados del anuncio anterior, esperan que Jesús ocupará el trono de Israel y solicitan para ellos los primeros puestos (35-37). Jesús les propone otro programa: aceptar una muerte como la suya (38; d. 8,34); pasar el trago (lit. "beber la copa») y ser sumergido por las aguas (lit. «ser bautizado») son figuras de su muerte (cf. 14,23s.36; 1,9), en el doble aspecto, activo y libre (entregarse) y pasivo (ser entregado) (38). Aunque lo acepten, no serán los únicos, y Jesús no juzga de la calidad de la entrega; es cosa del Padre (cf. 4,27; 13,32) (30-40). La ambición, causa de división (cf. 9,50); los diez, como en el cisma de las tribus (1 Re 12) (41).

c) Centro (10,42-46a): Al tomar como contraste para la conducta en la comunidad a los poderes paganos, Jesús compara con ellos el ideal mesiánico de los discípulos (42). La nueva sociedad (el reino de Dios) excluye el poder o el dominio; servidor vuestro (d. 9,35), actitud dentro de la comunidad (43); siervo/esclavo (primera vez en Mc) de todos, actitud con los de fuera, aludiendo a la situación de la humanidad pagana, donde la sociedad legitimaba la esclavitud (cf. 5,2-20; 7,24-31); la denominación implica, pues, solidaridad con esos oprimidos (44). El Hombre (Jesús y los que aspiran a la plenitud humana) no reclama ser Servido (dominar, ser grande a la manera de este mundo); dentro de la comunidad, su actitud es el servicio; respecto a los oprimidos/esclavos la de entregar su vida para rescatarlos (45).

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