jueves, 28 de mayo de 2015

LECTURAS DEL JUEVES 28 DE MAYO DEL AÑO 2015.

PRIMERA LECTURA. Eclesiástico 42,15-25.

TERCERA PARTE
HIMNO POR LA NATURALEZA Y LA HISTORIA

El creador 

15Voy a recordar las obras de Dios y a contar lo que he visto:
por la palabra de Dios son creadas
y de su voluntad reciben su tarea.
16El sol sale mostrándose a todos,
la gloria del Señor llena todas sus obras.
17 Aun los santos de Dios no bastaron
para contar las maravillas del Señor.
fortaleció sus ejércitos,
para que estén firmes en presencia de su gloria.
18Sondea el abismo y el corazón,
penetra todas sus tramas,
19declara el pasado y el futuro
y revela los misterios escondidos.
20No se le oculta ningún pensamiento
ni se le escapa palabra alguna.
21Ha establecido el poder de su sabiduría,
es el único desde la eternidad;
no puede crecer ni menguar ni le hace falta un maestro.
22¡Qué amables son todas tus obras!,
y eso que no vemos más que una chispa.
23Todas viven y duran eternamente
y obedecen en todas sus funciones.
24Todas difieren unas de otras, y no ha hecho ninguna inútil.
25Todas son a cual más bella:
¿quién se saciará de contemplar su hermosura? 

Explicación.

42,15-25 Esta sección, alabanza de Dios y de sus obras, hace de obertura para todo lo que sigue. La construcción parece ser: dos versos de introducción, cuatro estrofas de tres versos. La figura del sol hace de contraste explícito en dos estrofas, la cambiante luna parece hacer de contraste implícito en la tercera estrofa.

42,15 Aquí comienza el gran himno que se extiende hasta 50,24: alabanza de Dios en este capítulo, de la naturaleza en el siguiente, de los antepasados ilustres en los restantes. Comienzo de himno: véase la fórmula de Sal 77,12. El autor ha visto la naturaleza, la historia la ha oído o leído. Sobre el segundo verso, Sal 33.

42,16 Véase 26,16. El sol, como esplendor único y total, que lo abarca y lo supera y lo ilumina todo, es símbolo favorito de la divinidad. A su imagen se concibe la "gloria" de Dios, como presencia luminosa, universal, sin imagen. Véase Is 6,2; Sal 19.

42,17 Los santos de Dios son sus ángeles, su corte: Sal 89,6; 103,21. Desarrollo del terna en el próximo capítulo, 43,27-33; Los ejércitos del Señor son los astros y constelaciones: multitud en orden, movimiento pausado, firmes cuando les pasa revista su Señor: 17,32; Is 13,4. El mismo verbo de estar firmes se emplea para la presencia litúrgica, y el pueblo de Israel es también ejército del Señor, Ex 12,51. Sobre el tema véase 16,27-28.

42,18-20 Ciencia universal de Dios: como el sol, que lo penetra todo con su calor, Sal 19,7, y con su luz, 17,9.31. Véase también 15,18-19; 16,17-23. El texto griego añade un verso: "El Altísimo conoce todos los sentimientos y contempla la señal eterna"; en su original ha confundido "futuro" por "señal", influido por 43,6 donde la luna se llama "señal eterna". Esta adición parece variante de 20a y 19a.

42,18 Véase Prov 15,11; Job 26,6. Tramas en su ambivalencia de bien y mal.

42,19 Véase Is 41,23; 45,11. El abarcar el tiempo, sobre todo el futuro, es más admirable que abarcar el espacio.

42,20 Exposición clásica en Sal 139. 

42,21 O bien "la obra poderosa de su sabiduría". Según Ben Sira, la sabiduría es la primera obra de Dios y dirige las restantes: capítulo 1. El verso siguiente recuerda a Isaías 11 y también 18,6. Aquí es donde puede actuar como contraste implícito la luna: recuérdese Sant 1,18. En la totalidad de su presencia espacial y temporal, de su saber y obrar, muestra su unicidad.

42,22 El verso falta en el manuscrito hebreo, y el segundo hemistiquio es algo dudoso, si bien recuerda pasajes como Is 40,15 "una gota de un cubo".

42,23 Para la mentalidad hebrea lo que se mueve vive: también los astros y los fenómenos atmosféricos. El aspecto "funcional" lo conocemos por la teodicea del cap. 40. Otros leen "y están guardadas para sus funciones".

42,24 Más que el paralelismo y la correspondencia, que subraya la traducción griega bajo el influjo de 33,15, el autor inculca la variedad y diversidad. 
          42,25 La sensibilidad "estética", contemplación de la belleza, implícita en varios salmos, se hace explícita aquí, quizás bajo el influjo de la cultura griega.

SALMO. 33,2-9.

2 Dad gracias al Señor con la cítara,
tañed para él el arpa de diez cuerdas.
3 Cantadle un cántico nuevo
acompañad los vítores con bordones.
4 Que la palabra del Señor es recta
y toda su actividad está acreditada.
5 Ama la justicia y el derecho
y su misericordia llena la tierra.
6 Por la palabra del Señor se hizo el cielo,
por el aliento de su boca sus ejércitos.
7 Encierra en un odre las aguas marinas
y mete en depósitos los océnanos.
8 Tema al señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe.
9 Porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.


Explicación.

33,3 Sal 149,1.

33,4-19 El cuerpo del salmo desarrolla la motivación, sin orden riguroso, sin confusión. Basta observar los personajes.

33,4-5 Del Señor quiere decir mucho en poco espacio y lo estiliza en tres aspectos: "palabra - obra - amor". Al principio insiste en la "justicia": ¿por què? El salmo va a presentar a un Dios que parece discriminar pueblos, parece elegir arbitrariamente, parece complacerse en el fracaso humano. Aunque el salmo no se ocupa de teodicea, quiere asentar como programa la justicia de su Dios en palabras, obras y sentimientos. A la justicia acompaña la misericordia, para que no sea despiadada ni inexorable; retoma en los vv. 18 y 22.

33,4 Sal 11,7.

33,6-9 El Creador. Acaba de alabar palabra y obra; ahora dice que Dios habla por la palabra, que suena y actúa en la frontera última y primera del ser y el no ser. Lo escueto del v.9 es su acierto. El poeta empareja palabra con aliento y soplo. La ecuación se apoya en una observación obvia: las palabras son emisión modulada de aliento. Se añade el valor simbólico potencial: con el aire que respiramos, hecho palabra, nuestro espíritu se comunica. Y también el de Dios.

33,6 Ejércitos del cielo son los astros, ordenados y obedientes.

33,7 En el océano se agitan olas y corrientes. Para que no se desmanden, el Señor las encierra en un gigantesco odre, las aglutina en un dique.

33,8 Habitantes son los hombres y quizá otros vivientes: cfr. Sal 24,1; 98,7.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Podemos fijarnos en la escena de Getsemaní: en la oración de Jesús para aceptar el designio del Padre; en el intento armado de un discípulo contra el plan de Dios. En el prólogo de Juan, 1,3 se cita o se alude a los versos 6.9 del Salmo. 

EVANGELIO. Marcos 10,46-52.

46ªy llegaron a Jericó.  

Curación del ciego Bartimeo (Mt 20,29-34; Lc 18,35-43)  

46bCuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable multitud de gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
47 Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
-Hijo de David, Jesús, ten compasión de mi,
48Muchos le intimaban a que guardase silencio, pero él gritaba más y más:
-Hijo de David, ten compasión de mi,
49Jesús se detuvo y dijo:
-Llamadlo.
Llamaron al ciego diciéndole:
-Animo, levántate, que te llama.
50Él tiró a un lado el manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús.
51Entonces Jesús le preguntó:
-¿qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
-Rabbuni, que recobre la vista.
52Jesús le dijo:
-Vete, tu fe te ha salvado.
 Inmediatamente recobró la vista y lo seguía en el camino.  
Explicación.

(10,46b-52): El ciego, de nuevo figura de los discípulos/ los Doce (8,18.22b-26; 4,12), que no comprenden el mesianismo de Jesús ni su entrega (10,38.45). Hijo de Timeo, es decir, «discípulo del Apreciado» (el Mesías davídico), en oposición a Jesús, el «despreciado» en su tierra (6,4). Sentado junto al camino, el lugar donde cae el mensaje y no da fruto (4,15) (46). Nazareno, la multitud espera una actuación violenta en Jerusalén (cf. 1,9.24). La invocación del ciego/discípulos manifiesta en primer lugar su falsa concepción del Mesías, causa de su ceguera (Hijo de David; cf. 12,35-37), Y en segundo lugar su adhesión a Jesús (Jesús). En paralelo con el padre del chiquillo epiléptico (9,24), muestra fe y falta de fe y pide la ayuda de Jesús (ten compasión de mí; 9,24: «ayúdanos»). Esta petición necesitaban los discípulos para librarse de la idea mesiánica que les impedía el seguimiento y la misión, según les había dicho Jesús (9,29). La mayoría quiere impedírselo (47-48). ¿Qué quieres que haga por ti?, como a los Zebedeos (10,36) (51). Tu fe te ha salvado, como a la mujer con flujos (5,34). Seguimiento (en el camino, 8,27; 9,33b.34; d. v. 46: «junto al camino») (52).

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