miércoles, 31 de julio de 2019

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 31 DE JULIO DEL AÑO 2019

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


PRIMERA LECTURA. Éxodo 34,29-35.

La gloria de Moisés (2 Cor 3-4).

29Cuando Moisés bajó del monte Sinaí llevaba las dos losas de la alianza en la mano; no sabía que tenía radiante la cara de haber hablado con el Señor. 30Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la cara radiante, y no se atrevieron a acercarse a él. 31Cuando Moisés los llamó, se acercaron Aarón y los jefes de la comunidad, y Moisés les comunió las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. 33Y cuando terminó de hablar con ellos, se echó un velo por la cara.
34Cuando Moisés acudía al Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Cuando salía, comunicaba a los israelitas lo que le habían mandado. 35Los israelitas veían la cara radiante, y Moisés se volvía a echar el velo por la cara, hasta que volvía a hablar con Dios.

Explicación.

34,29-35 Moisés se ha expuesto a la luminosidad esplendente, la gloria del Señor, y la luz lo ha transfigurado sin que él se de cuenta. Su rostro se ha vuelto luminoso, con luz reflejada. En esa radiación luminosa reconocen los israelitas un reflejo de la gloria del Señor. Todo lo que él dice es resonancia  de Dios, del mismo modo que su luminosidad es un reflejo de Dios. El esplendor es como un halo que enmarca el oráculo y el mediador. Ese fenómeno se repetirá, yo ya en la montaña, sino en la tienda del encuentro. Véanse Sal 34,6, invitación a toda la comunidad, y la aplicación al apóstol de 2 Cor 3,7-18; 4,1-4.

              Esta sección clausura la última bajada del Sinaí y todas las otras.

SALMO. 99,5-7.9.


5Ensalzad al Señor Dios nuestro, 
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es Santo.
6Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, 
Samuel entre los que invocan su nombre:
invocaban al Señor y él respondía.

7Dios les hablaba desde la columna de nubes; 
cumplían sus órdenes y la ley que les dio. 
9Ensalzad al Señor Dios nuestro 
postraos hacia su monte santo: 

Santo es el Señor nuestro Dios.
Explicación.
99,5 "Estrado" puede ser el templo (Sal 132,7; 1 Cr 28,2), el monte santo (Lam 2,1), la tierra (Is 66,1).
99,6 La terna es insólita y extraña. Podemos considerar a Moisés como mediador de la ley, a Aarón como representante del sacerdocio, a Samuel como profeta. El autor los junta en el "sacerdocio". Pienso que con ello quiere subrayar su santidad o consagración, inscribiéndolos en la categoría que mejor la representa en su época. El Dios santo es accesible a la "llamada" e invocación.
99,7 La respuesta de Dios es oracular y misteriosa (cfr. Ex 24,15-18), Su contenido son las estipulaciones de la alianza, que toda la comunidad debe observar. 
 
99,9 "Dios nuestro" es título de alianza; "monte santo" sintetiza la elección de Jerusalén, lugar del templo. Allí se concentra e intensifica la manifestación de su santidad.

Transposición cristiana.
El tema de la santidad atraviesa todo el NT. Empezamos por el padrenuestro. Después aplicamos el trisagio a la Trinidad. Al Padre (Jn 17,11; Ap 15,3s; 
16,5); al Hijo (Lc 1,35; Jn 6,69); al Espíritu Santo, protagonista de Hch. En consecuencia, toda la comunidad cristiana debe ser santa y consagrada: Jn 17,19; 1 Pe 1, 5s.
EVANGELIO. Mateo 13,44-46.

44 Se parece el reino de Dios a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél.
                  45 Se parece también el reino de Dios a un comerciante que buscaba perlas finas;
46 al encontrar una perla de gran valor fue a vender todo lo que tenía y la compró.

Explicación.

Parábolas  del tesoro y de la perla: el compromiso total que exige el Reino no se hace por un esfuerzo ascético de voluntad, sino por la alegría de haber descubierto un valor insospechado e incomparable. Va a vender todo lo que tiene (44.46), alusión a 5,3 (cf. 19,21).


2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. 1 Corintios 10,31 -- 11,1

31-De todas formas, hagáis lo que hagáis, comer, beber o lo que sea, hacedlo todo para honra de Dios; 32no seáis un impedimento para los judíos ni griegos ni para la comunidad, 33como yo a mi vez procuro en todo dar satisfacción a todos, no buscando mi provecho, sino el de la gente, para que se salven.

11       1Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

EXPLICACIÓN.

En los casos concretos, la solución no es fácil; no puede darse un principio tajante, pero la tendencia del cristiano ha de ser mirar por el bien del prójimo (31-33). Ejemplo de Pablo (11,1).

Salmo. 34,2-11


2 Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
3 Yo me glorío del Señor:
que lo escuchen los humildes y se alegren.
4 Engrandeced conmigo al Señor,
ensalcemos junto su nombre.

5 Consulté al Señor y me respondió
librándome de todas mis ansias.
6 Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se sonrojará.
7 Este pobre clamó y el Señor le escuchó,
lo salvó de todos sus peligros.
8 El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles protegiéndolos.
9 Gustad y apreciad que bueno es el Señor:
dichoso el varón que se acoge a él.
10 Respetad al Señor, sus consagrados,
que nada les falta a quienes lo respetan.
11 Los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de bienes.


Explicación.


34,2 "En todo momento": varias veces insiste el orante en la totalidad: 5.7.18.20.21.

34,3 El hombre no debe gloriarse de méritos propios; su orgullo es el Señor su Dios: Jr 9,22s. Lo cual es otra forma de alabanza. Si los marginados pueden alegrarse de la experiencia del orante, es que él no es ajeno a la categoría.

34,4 "Engrandecer" es reconocer la grandeza, como enaltecer es reconocer la sublimidad. Dos dimensiones humanas o cósmicas se proyectan hacia Dios.

34,5 Consulta del hombre y oráculo de respuesta son práctica religiosa común: véase p.ej: el caso de Raquel en Gn 25. La respuesta divina serena, tranquiliza.

34,6 Éste es el verso más importante del salmo. Leo imperativo con versiones antiguas. "Radiante" como Is 60,5; "sonrojarse" o quedar sombrío, como Is 24,23; Jr 15,9 o Miq 3,7. Con vocabulario diverso, creo que la invitación apunta a tres momentos de la vida de Moisés: en la vocación (Éx 3,6), en los encuentros personales con el Señor (Éx 33,8 y 34,29-33), cuando volvía radiante. El privilegio de Moisés se ofrece hoy a cualquiera: quien "contemple" a Dios, en el templo o en la oración, saldrá "radiante", no estará "sombrío" por el fracaso. Se podría tomar este verso como lema de la oración contemplativa.

34,7 Simple secuencia personalizada: clamar - escuchar - salvar.

34,8 "Acampar protegiendo" puede pertenecer al lenguaje militar. Implica que el "ángel del Señor", como capitán, dispone un escuadrón que rodea. Resuenan relatos de Éx y Nm.

34,9-11 Creo encontrar cierta coherencia temática en estos tres versos: "gustar y pasar hambre", "carestía y bienes". Propongo una hipótesis de lectura: aun cuando "ricos y poderosos" (corregido) "pasen hambre", los "fieles consagrados" al Señor "no carecerán de nada"; más aún, participando en el banquete sagrado "gustarán la bondad del Señor". Los versos invierten el orden cronológico, y cabe una lectura más genérica.

34,9 Es un caso de "aplicación de sentidos". Los sentidos corporales se toman como símbolo de experiencia espiritual. Se selecciona la inmediatez no discursiva y la duración pausada. Una traducción corpórea sonaría: "saboread lo sabroso que es el Señor". El símbolo pasa al lenguaje espiritual.

34,10 "Respeto": o reverencia, sentido religioso. "Consagrados": compárese con Éx 18,6.

34,11 Véase el cántico de Ana 1 Sm 2,5.



TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

La primera carta de Pedro cita dos pasos del salmo; el gustar al Señor, vinculado al bautismo (2,2-3); y el bloque sapiencial en 3,10-12 exhortando a la concordia. Heb 6,2 recoge el símbolo del gusto espiritual. Y el tema del quedar radiantes domina el comentario de 2 Cor 3,7-18.


Evangelio. Lucas 14,25-33


CONDICIONES PARA SER DISCÍPULO.

25 Lo acompañaban por el camino grandes multitudes; él se volvió y les dijo:
26 - Si uno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
27 Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío.
28 Ahora bien, si uno de vosotros quiere construir una casa, ¿no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
29 Para evitar que, si echa los cimientos y no puede acabarla, los mirones se pongan a burlarse de él a coro
30 diciendo: "Éste empezó a construir y no ha sido capaz de acabar".
31 Y si un rey va a dar batalla a otro, ¿no se sienta primero a deliberar si le bastarán diez mil hombres para hacer frente al que viene contra él con veinte mil?
32 Y si ve que no, cuando el otro está todavía lejos, le envía legados para pedir condiciones de paz.
33 Esto supuesto, todo aquel de vosotros que no renuncie a todo lo que tiene no puede ser discípulo mío.


Explicación.


Instrucción a las multitudes y a los discípulos. 14,25-17,10. Cambio de escenario. Como en 12,1-13,9, largo bloque constituido por dos secuencias. En la primera (14,25-15,32), Jesús se dirige a la multitud; en la segunda (16,1-17,10), principalmente a los discípulos y, por contraste, a los fariseos, cuyo influjo es visible en los primeros.

Primera secuencia: 14,25-15,32. Ante la influencia de gente que lo acompaña hacia Jerusalén, Jesús quiere precisar a las multitudes las condiciones del seguimiento. Discípuloes el que aprende de su maestro un modo de vida.

Primera condición para ser discípulo: subordinarlo todo a la adhesión a Jesús; el objeto de su actividad, la construcción de una sociedad nueva (el reino de Dios), es tan importante, que, en caso de conflicto, predomina sobre todo vínculo familiar (cf. 8,19-21; 11,27s; 12,49-53) e interés personal (9,23s) (26).

Segunda condición: asumir la hostilidad de la sociedad, que no tolera la alternativa que propone el Reino (27). Propone dos ejemplos para mostrar que la decisión no puede hacerse a la ligera; casa: el término griego puede significar lo mismo una torre que una casa de campo (28-32).




Tercera condición: desprenderse de lo que se tiene, para poner fin a la injusticia social causada por la acumulación de dinero (12,33; 18,22) (33). 

martes, 30 de julio de 2019

LECTURAS DEL MARTES 30 DE JULIO DEL AÑO 2019


PRIMERA LECTURA. Éxodo 33,7-11; 34,5-9.28

En la tienda del encuentro (Éx 34,29-35).

33 7Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó "Tienda del encuentro". El que tenía que consultar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la tienda del encuentro. 8Cuando Moisés salía en direción a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, siguiendo con la vista a Moisés hasta que entraba en la tienda; 9en cuanto él entraba, la columna de nube bajaba y se quedaba a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés. 10Cuando el pueblo veía la columna de nube parada a la puerta de la tienda, se levantaba y se prosternaba cada uno a la entrada de su tienda.
11El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después él volvía al campamento, mientras que Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba de la tienda.

34 5El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
6El Señor pasó ante él proclamando: el Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel, 7que conserva la misericordia hasta la milésima generación, que perdona culpas, delitos y pecados, aunque no deja impune y castiga la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos.
8Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. 9Y le dijo: 
-Si gozo de tu favor, venga mi Señor con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como hereda tuya.
28Moisés pasó allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua, y escribió en las losas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.

Explicación.

33,7 Dios se distancia sin alejarse del todo. ya no va en medio, como parte del campamento y centro de convergencia. Hay que salir para encontrarlo y consultarlo.

33,8-11 Moisés tiene acceso privilegiado, desde el primer encuentro en la montaña (34,34-35); y goza de un trato "amistoso". El pueblo es sólo testigo de signos externos, por los que reconoce que el Señor no se ha alejado del todo, antes bien acude a una cita; el pueblo asiste desde lejos con reverencia silenciosa; superando la actitud penitencial de antes. Por mediación de Moisés recibe los encargos de Dios (y en su rostro contempla la irradiación de la gloria, 34,29-35). La nuebe oculta la entrada de la tienda a la vez que declara la presencia del Señor. Josué era el guardián.

34,5b-8 Al desplazar aquí estos versos, se los hace desempeñar la función de teofanía introductoria de la alianza. Pero el texto desborda dicha función. Habla Dios mismo, pronunciando un texto litúrgico, síntesis de revelación. (Paralelos: Sal 86,15; 103,8; 145,8; Jl 2,13; Jon 1,14; Neh 9,17; etc.)
             Moisés escucha la voz de Dios, que se presenta por su nombre y enuncia sus cualidades. Al final verá un dorso que se aleja: es la revelación del misterio. Forma que elude su rostro, cercanía ofrecida en el alejarse, siempre incitante e inalcanzable. "A Dios nadie lo ha visto nunca" (Jn 1,18). Debe compararse con la lucha de Jacob (Gn 32) y la visión de Elías en el Horeb (1 Re 19): tres grandes símbolos del ansia humana por penetrar el misterio de Dios.
            El Señor describe para Moisés, para el hombre su modo de ser y actuar. No menciona aquí la omnipotencia ni la omnisciencia, tampoco la justicia. Menciona cualidades que engloban y superan la relación de alianza. Por pura misericordia accede el Señor a renovar una alianza quebrada por la otra parte. Los capítulos 19-20 necesitan estos tres versos.

34,9 La intercesión de Moisés sirve para preparar la alianza: la desea y acepta por adelantado, "tómanos como heredad tuya".

SALMO. 103,6-13.

6EI Señor hace justicia 

y defiende a los oprimidos. 
7Enseñó sus caminos a Moisés 
y sus hazañas a los israelitas.
8«EI Señor es compasivo y clemente, 
paciente y misericordioso».
9No está siempre pleiteando
ni guarda rencor perpetuo.
10No nos trata como merecen nuestros pecados 
ni nos paga según nuestras culpas.
11Pues como se eleva el cielo sobre la tierra, 
así vence su misericordia a sus fieles. 
12Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. 
13Como un padre se enternece con sus hijos, 
así se enternece el Señor con sus fieles. 
Explicación.
103,6 Hace de charnela. Mirando hacia atrás, generaliza la experiencia personal; mirando adelante, sugiere la primera etapa de Moisés, la "opresión" en Egipto; en Babilonia según Jr 50,33.

103,7 Por la ley del paralelismo, los dos predicados valen para los dos sujetos: véase Ex 19,13. 8. En Ex 34,6 se presenta la fórmula como autoproclamación del Señor. Otros textos litúrgicos ofrecen con variaciones la fórmula: JI 2,13; Jon 4,2; Sal 86,15; 145,8; Neh9,17.
103,9-10 Empieza el comentario con cuatro oraciones negativas, que no niegan los verbos, sino los adverbios. Acusa y pleitea, pero no perpetuamente; paga y castiga, pero no como merecemos. A la queja de Lam 5,20, a la pregunta de Sal 77,8 responde: "no para siempre"; el doble castigo de Is 40,1 lo corrige: "no como merecemos". La medida del castigo no es el delito, porque su justicia está temperada y superada por la misericordia.
103,11-13 Las tres comparaciones ya comentadas. 
Transposición cristiana.
Este salmo anticipa la revelación por Jesús de la paternidad de Dios, tema central del evangelio de Juan, Puestos a escoger, recordemos el padrenuestro, la oración en la cruz (Lc 23,34), la parábola del hijo pródigo, la revelación de Mt 11,25-27; Lc 10,21 s.  
EVANGELIO. Mateo 13,36-43

36 Luego dejó a la multitud y se fue a la casa. Los discípulos se le acercaron a pedirle:
                   - Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
                   37 Él les contestó:
                   - El que siembra la buena semilla es el Hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los secuaces del Malo; 
39 el enemigo que la siembra es el diablo, la cosecha es el fin de esta edad; los segadores, los ángeles.
40 Lo mismo que la cizaña se entresaca y se quema, sucederá al fin de esta edad:
41 el Hombre enviará a sus ángeles, escardarán de su reino todos los escándalos y a los que cometen la iniquidad
42 y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.
                  Quien tenga oídos, que escuche.

EXPLICACIÓN.




36 - 43.        A solas con los discípulos. El mensaje del Reino, accesible a la humanidad entera, es el del Hombre (37), tanto en su aspecto individual (hombre nuevo) como social (sociedad nueva). La semilla no es un mensaje teórico, sino los hombres que, con su práctica, lo hacen eficaz. Los secuaces del Malo, los partidarios del poder, el prestigio y la riqueza (4,1-11). El reinado de Dios no se impone, encuentra un constante antagonismo. La mala semilla, las desviaciones existentes bajo el nombre cristiano (7,15-20); los escándalos, las ambiciones de poder (18,6-9); los que cometen la iniquidad, los que no se dedican al bien de los demás (7,21-23). El reino del Hombre (41), la etapa histórica del reinado de Dios; el reino del Padre (42), su etapa poshistórica. Los justos, los que han sido fieles a las bienaventuranzas (cf. 5,20).

lunes, 29 de julio de 2019

LECTURAS DEL LUNES 29 DE JULIO DEL AÑO 2019

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


PRIMERA LECTURA. Éxodo 32,15-24.30-34.

Castigo.

 15Moisés se volvió y bajó del monte con las dos losas de la alianza en la mano. Las losas estaban escritas por ambos lados, por delante y por detrás; 16eran hechura de Dios y la escritura era escritura de Dios grabada en las losas.
17Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés:
-Se oyen gritos de guerra en el campamento.
18Contestó él:
-No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo.
19Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las losas y las rompió al pie del monte. 20Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua, haciéndoselo beber a los israelitas.
21Moisés dijo a Aarón:
-¿Qué te ha hecho este pueblo para que le acarreases tan enorme pecado?
22Contestó Aarón:
23-No te irrites, señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: "Haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado". 24Yo les dije: "Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé". Yo lo eché al fuego y salió este becerro.

Intercesión.

30 Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:
-Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a ver si puedo expiar vuestro pecado.
31Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:
-Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. 32Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras de tu registro.
33El Señor respondió:
34-Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije: mi ángel irá delante de ti. Y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado.

Explicación.

32,15-16 Es enfática en este puesto la atribución al Señor de todo: él fabrica las losas, escribe en ellas, las entrega. Como si dijéramos en nuestra terminología: "de su puño y letra". Moisés baja cargado con una huella lapidaria del Señor.

32,17-18 La ignorancia de Josué es recurso narrativo para subrayar la información directa de Moisés.

32,19 El gesto simboliza la ruptura de la alianza.

32,20 El becerro muestra su impotencia frente a la ira de Moisés: lo que fue hecho es deshecho. y se convierte en bebida de maldición, que penetra en los cuerpos de los culpables, para denunciar la culpa y castigarla (una analogía en Nm 5,23-28). Véase una versión con variantes en Dt 9,15-21.

32,21-24 El interrogatorio de Aaron contrasta con la oración precedente de Moisés. El sacerdote culpable se desentiende del pueblo "perverso", le carga toda la culpa. Y da una versión falsa, se diría mágica, de la fabricación. Quizá contenga estos versos una polémica contra sacerdotes aarónidas.

32,30-34 La nueva intercesión se presenta como expiación. En vez de una víctima, Moisés ofrece su solidaridad. Al ser borrado del registro, es entregado a la muerte (Sal 69,29). Pero la responsabilidad es personal (según la doctrina de Ez 18): el castigo queda diferido y pendiente. A Moisés le toca continuar la gran marcha hacia la tierra prometida: cuenta con la guía del "ángel del Señor" que actuó en el paso del Mar Rojo (Éx 14,19).

30,32 Rom 9,3.

32,34 Éx 23,20.

SALMO. 106,19-23.


19En Horeb fabricaron un becerro
y adoraron un ídolo de fundición. 
20Cambiaron su gloria por la imagen 
de un toro que come hierba.
21Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto, 
22m ara villas en el país de Cam, 
portentos junto al Mar Rojo. 
23Hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se plantó en la brecha frente a él

para apartar su cólera del exterminio. 

Explicación.

106,19-21 Cuarto pecado: el becerro de oro (Ex 32). El salmista lo atribuye al olvido: no hay tal olvido en el relato del Ex, antes una mención explícita (Ex 32,4). Cambia, además, el sentido del pecado. Según Ex era representar a Yhwh en imagen; según el salmo fue sustituir la Gloria sin imagen por la imagen de un "herbívoro" (despectivo). La intercesión de Moisés (Ex 32,11-14) la llama "ponerse a la brecha". El delito ha abierto una brecha en el campamento, en la muralla espiritual del pueblo; por ella va a abalanzarse la ira aniquiladora del Señor. Moisés se planta y cierra el paso a la cólera: véase Ez 13,5. 

EVANGELIO. Juan 11,19-27 ó Lucas 10,38-42.

JUAN.

 Jesús y Marta: La resurrección y la vida (11, 18-27)

19. y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por el hermano.
20. Al enterarse Marta de que llegaba Jesús, le salió al encuentro (María estaba sentada en la casa).
21. Dijo Marta a Jesús:
- Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano;
22. pero, incluso ahora, sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo dará.
23. Jesús le dijo:
-Tu hermano resucitará.
24. Respondió Marta:
- Ya sé que resucitará en la resurrección del último día.
25. Le dijo Jesús:
-Yo soy la resurrección y la vida; el que me presta adhesión, aunque muera, vivirá,
26. pues todo el que vive y me presta adhesión, no morirá nunca. ¿Crees esto?
27. Ella le contestó:
-Sí, Señor, yo creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

EXPLICACIÓN.

19-27. Betania es el lugar figurado de la comunidad de Jesús y se ha colocado hasta ahora más allá del Jordán (1,28; 10,40); esta otra Betania, sin embargo, está muy cerca de Jerusalén (18); la comunidad representada por los tres hermanos se encuentra dentro del territorio de Israel, es decir, aunque ha dado la adhesión a Jesús, no ha roto con la institución y modo de pensar judíos; de ahí nacen las falsas concepciones sobre la muerte y la resurrección y sobre la obra del Mesías.

Los judíos presentes en Betania (19) pertenecen a la institución enemiga de Jesús; sin embargo, dan muestras de amistad a esta comunidad de discípulos; no han visto en ellos una ruptura semejante a la de su Maestro.

El movimiento de Marta, cuyas creencias representan a las de la comunidad, responde al acercamiento de Jesús (20) que llega, aunque él no entra en la casa donde se expresa la solidaridad con la muerte. La frase de Marta (21) insinúa un reproche; ella cree que la muerte de su hermano ha interrumpido su vida. Esperaba una curación, sin darse cuenta de que la vida que Jesús les ha comunicado ha curado ya el mal radical del hombre: su esclavitud a la muerte. Primera de las cosas que sabe Marta (22; cf. 24), ambas por debajo del nivel de fe propio del discípulo: ve en Jesús un mediador infalible ante Dios, no comprende que Jesús y el Padre son uno (10,30) y que las obras de Jesús son las del Padre (10, 32.37). Espera una intervención taumatúrgica de Jesús, como la del profeta Eliseo (2 Re 4,8ss).

Jesús responde restituyendo la esperanza (23): la muerte de Lázaro no es definitiva; no atribuye la resurrección a una nueva acción suya personal, pues significa la persistencia de la vida comunicada con el Espíritu que efundirá en su muerte (6,39s). Marta interpreta las palabras de Jesús según la creencia farisea (24). Las palabras de Marta delatan una decepción (ya sé); ha oído lo mismo muchas veces. Para ella, como para los judíos, el último día está lejos; no comprende la novedad de Jesús.

Jesús no viene a suprimir o retrasar indefinidamente la muerte física, sino a comunicar la vida que él mismo posee y de la que dispone (5,26), su mismo Espíritu. En la frase de Jesús (25: yo soy la resurrección y la vida) el primer término depende del segundo: es la resurrección por ser la vida (14,6). La vida que él comunica, al encontrarse con la muerte, la supera; a esto se llama resurrección; no está reglada a un futuro, porque Jesús, que es la vida, está presente.

Para que la realidad de vida invencible que es Jesús llegue al hombre se requiere la adhesión, a la que él responde con el don del Espíritu, nuevo nacimiento a una vida nueva y permanente (3,3s; cf. 5,24). Expone Jesús (26) el principio que funda la afirmación anterior (cf. 8,51): para el discípulo, la muerte física no tiene realidad de muerte; la muerte, de hecho, no existe. Ésta es la fe que Jesús espera de Marta (¿Crees esto?). Marta responde con la perfecta profesión de fe cristiana (20,31); ya no es el Profeta (6,14), sino el Hijo de Dios, igual al Padre.

SÍNTESIS.

Se inaugura la etapa última y definitiva de la creación: para el que ha recibido el Espíritu de Dios no hay interrupción de vida, la muerte es sólo una necesidad física. 

LUCAS.

38 Mientras iban de camino entró también él en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa.
39 Esta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.
40 Marta, en cambio, se dispersaba en múltiples tareas. Se le plantó delante y le dijo:
- Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
41 Pero el Señor le contestó:
- Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: 
42 sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.

EXPLICACIÓN.

B. Los dos grupos de seguidores. 38-42. Cambia el escenario: "una aldea" (reducto cerrado); temática: la verdadera acogida del mensaje. Paralelo con la "aldea" samaritana de 9,52 (38: también él entró en una aldea). En la escena no aparecen los discípulos. La doble mención de el Señor (39.40) saca a esta perícopa del plano histórico para ponerla en el paradigmático, mirando a las comunidades del tiempo de Lc.

Dos hermanas, figuras de los dos grupos de discípulos: Marta, de los que proceden del judaísmo/los Doce (9,1); María, de los Setenta (10,1). Marta, la comunidad judeocreyente, recibe a Jesús, pero sin aprender de él (38); María, la comunidad samaritana o no judía, queda en segundo plano, pero es la que le da plena acogida. A los pies del Señor (39), alusión a la pecadora (7,38.44-46).

Marta quiere arrastrar a su hermana a su dispersa actividad sin mensaje, inútil (múltiples tareas = observancia legal); el deseo de Marta corresponde al expresado antes por Juan en nombre de los Doce: imponer su modo de seguimiento a los que no pertenecen a ese grupo (9,49s) (40). Preocupaciones que ahogan el mensaje (8,14) (41). Una sola cosa (42: cf. 12,31; 18,22): el reinado de Dios, nueva tierra prometida, es la mejor parte, en comparación con la antigua tierra (Sal 16,5s; 73,26; 119,57; 142,6), el reino de Israel al que aún aspiran los Doce.

Samaría, que por su idolatría había perdido su herencia en Israel encuentra ahora su parte de la herencia en Jesús. El Israel mesiánico, que no escucha el mensaje, quiere conservar como herencia la antigua tierra prometida. Una temática paralela se encuentra en 18,15-17.


2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. 1 Juan 4,7-16

7 Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene idea de Dios, porque Dios es amor.
9De este modo se manifestó entre nosotros el amor de Dios: enviando al mundo a su Hijo único para que tuviésemos vida por su medio.
10Esto define a ese amor: no el haber nosotros amado antes a Dios, sino el habernos él demostrado su amor enviando a su Hijo para que expiase nuestros pecados.
11 Amigos míos, si Dios nos ha amado así, es deber nuestro amamos unos a otros. 12 A la divinidad nadie la ha visto nunca; si nos amamos mutuamente, Dios habita en nosotros y su amor queda realizado en nosotros. I3Ésta es la señal de que habitamos en él y él en nosotros, que nos ha hecho participar de su Espíritu.
14Nosotros lo hemos contemplado y atestiguamos que el Padre envió a su Hijo al mundo para salvar al mundo.
15Si uno reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios habita en él y él en Dios. 16Por nuestra parte, le hemos dado fe y conocemos el amor que Dios mantiene en nosotros. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

Explicación.

Dios es la fuente del amor; no se puede comprender la verdadera naturaleza del amor, a menos de reconocer que su origen está más allá del hombre mismo. El amor mutuo prueba que se es hijo de Dios, porque el que ama se comporta como Dios mismo; y sólo el que tiene experiencia del amor puede conocer a Dios, que es amor (8). La afirmación Dios es amor significa que éste no es sólo un aspecto de la actitud o actividad de Dios para con el hombre, sino que en Dios el amor lo es todo, y que todo lo que hace es expresión del amor que constituye su ser. La metáfora inicial de la carta, «Dios es luz» (1,5), se corresponde con la afirmación «Dios es amor»: la luz es el amor/vida (cf. Jn 1,4) en cuanto se manifiesta («brilla»), puede ser conocido y transforma («ilumina») al hombre.

Cada uno ha podido percibir el amor de Dios, por la vida que ha recibido de Jesús (9). El amor es desinteresado y no es una mera respuesta, sino el don de sí mismo; así lo ha demostrado Dios enviando a su Hijo. No es mera respuesta, porque de hecho el hombre no había ofrecido nada a Dios, incapacitado para hacerlo por su conducta injusta, contraria y cerrada al amor, que creaba un obstáculo insuperable para recibir el amor de Dios. Éste, por propia iniciativa, envió a su Hijo para quitar el obstáculo (cf. 2,2) (10).

La respuesta al amor es amar (11), y el amor del hombre necesita ver y comprender, lo que es imposible respecto a Dios (cf. Jn 1,18). Pero el amor mutuo es la señal de que Dios está con los hombres y de que su propósito, la realización del hombre, se cumple (12). La experiencia del Espíritu da conciencia al hombre de esta presencia de Dios en él (13).

Además del testimonio interno del Espíritu, está el externo, el de los testigos presenciales de la vida de Jesús en la tierra, que ha quedado plasmado en el evangelio (Jn 1,32.34; 19,35; 21,24) y que se ha transmitido en la comunidad. El plan de Dios es salvar al mundo por medio de Jesús (Jn 3,17); para salvar, lit, «como Salvador», término helenístico equivalente al hebreo Mesías (cf. Jn 4,25.42) (14). Lo importante es reconocer que el hombre Jesús, que vivió en la historia, es el Hijo de Dios, capaz de revelar a los hombres lo que realmente es Dios. De hecho, Jesús es el que, por amor a los hombres, llegó a dar su vida, traducción en términos humanos del amor infinito e irreversible de Dios por el hombre (15). Dado que Dios es amor, el hombre que ama puede estar seguro de que está unido con Dios (16).

Salmo. 34,2-11


2 Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
3 Yo me glorío del Señor:
que lo escuchen los humildes y se alegren.
4 Engrandeced conmigo al Señor,
ensalcemos junto su nombre.

5 Consulté al Señor y me respondió
librándome de todas mis ansias.
6 Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se sonrojará.
7 Este pobre clamó y el Señor le escuchó,
lo salvó de todos sus peligros.
8 El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles protegiéndolos.
9 Gustad y apreciad que bueno es el Señor:
dichoso el varón que se acoge a él.
10 Respetad al Señor, sus consagrados,
que nada les falta a quienes lo respetan.
11 Los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de bienes.


Explicación.


34,2 "En todo momento": varias veces insiste el orante en la totalidad: 5.7.18.20.21.

34,3 El hombre no debe gloriarse de méritos propios; su orgullo es el Señor su Dios: Jr 9,22s. Lo cual es otra forma de alabanza. Si los marginados pueden alegrarse de la experiencia del orante, es que él no es ajeno a la categoría.

34,4 "Engrandecer" es reconocer la grandeza, como enaltecer es reconocer la sublimidad. Dos dimensiones humanas o cósmicas se proyectan hacia Dios.

34,5 Consulta del hombre y oráculo de respuesta son práctica religiosa común: véase p.ej: el caso de Raquel en Gn 25. La respuesta divina serena, tranquiliza.

34,6 Éste es el verso más importante del salmo. Leo imperativo con versiones antiguas. "Radiante" como Is 60,5; "sonrojarse" o quedar sombrío, como Is 24,23; Jr 15,9 o Miq 3,7. Con vocabulario diverso, creo que la invitación apunta a tres momentos de la vida de Moisés: en la vocación (Éx 3,6), en los encuentros personales con el Señor (Éx 33,8 y 34,29-33), cuando volvía radiante. El privilegio de Moisés se ofrece hoy a cualquiera: quien "contemple" a Dios, en el templo o en la oración, saldrá "radiante", no estará "sombrío" por el fracaso. Se podría tomar este verso como lema de la oración contemplativa.

34,7 Simple secuencia personalizada: clamar - escuchar - salvar.

34,8 "Acampar protegiendo" puede pertenecer al lenguaje militar. Implica que el "ángel del Señor", como capitán, dispone un escuadrón que rodea. Resuenan relatos de Éx y Nm.

34,9-11 Creo encontrar cierta coherencia temática en estos tres versos: "gustar y pasar hambre", "carestía y bienes". Propongo una hipótesis de lectura: aun cuando "ricos y poderosos" (corregido) "pasen hambre", los "fieles consagrados" al Señor "no carecerán de nada"; más aún, participando en el banquete sagrado "gustarán la bondad del Señor". Los versos invierten el orden cronológico, y cabe una lectura más genérica.

34,9 Es un caso de "aplicación de sentidos". Los sentidos corporales se toman como símbolo de experiencia espiritual. Se selecciona la inmediatez no discursiva y la duración pausada. Una traducción corpórea sonaría: "saboread lo sabroso que es el Señor". El símbolo pasa al lenguaje espiritual.

34,10 "Respeto": o reverencia, sentido religioso. "Consagrados": compárese con Éx 18,6.

34,11 Véase el cántico de Ana 1 Sm 2,5.



TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

La primera carta de Pedro cita dos pasos del salmo; el gustar al Señor, vinculado al bautismo (2,2-3); y el bloque sapiencial en 3,10-12 exhortando a la concordia. Heb 6,2 recoge el símbolo del gusto espiritual. Y el tema del quedar radiantes domina el comentario de 2 Cor 3,7-18.


Evangelio. Juan 11,19-27 o Lucas 10,38-42.


JUAN.

 Jesús y Marta: La resurrección y la vida (11, 18-27)

19. y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por el hermano.
20. Al enterarse Marta de que llegaba Jesús, le salió al encuentro (María estaba sentada en la casa).
21. Dijo Marta a Jesús:
- Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano;
22. pero, incluso ahora, sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo dará.
23. Jesús le dijo:
-Tu hermano resucitará.
24. Respondió Marta:
- Ya sé que resucitará en la resurrección del último día.
25. Le dijo Jesús:
-Yo soy la resurrección y la vida; el que me presta adhesión, aunque muera, vivirá,
26. pues todo el que vive y me presta adhesión, no morirá nunca. ¿Crees esto?
27. Ella le contestó:
-Sí, Señor, yo creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

EXPLICACIÓN.

19-27. Betania es el lugar figurado de la comunidad de Jesús y se ha colocado hasta ahora más allá del Jordán (1,28; 10,40); esta otra Betania, sin embargo, está muy cerca de Jerusalén (18); la comunidad representada por los tres hermanos se encuentra dentro del territorio de Israel, es decir, aunque ha dado la adhesión a Jesús, no ha roto con la institución y modo de pensar judíos; de ahí nacen las falsas concepciones sobre la muerte y la resurrección y sobre la obra del Mesías.

Los judíos presentes en Betania (19) pertenecen a la institución enemiga de Jesús; sin embargo, dan muestras de amistad a esta comunidad de discípulos; no han visto en ellos una ruptura semejante a la de su Maestro.

El movimiento de Marta, cuyas creencias representan a las de la comunidad, responde al acercamiento de Jesús (20) que llega, aunque él no entra en la casa donde se expresa la solidaridad con la muerte. La frase de Marta (21) insinúa un reproche; ella cree que la muerte de su hermano ha interrumpido su vida. Esperaba una curación, sin darse cuenta de que la vida que Jesús les ha comunicado ha curado ya el mal radical del hombre: su esclavitud a la muerte. Primera de las cosas que sabe Marta (22; cf. 24), ambas por debajo del nivel de fe propio del discípulo: ve en Jesús un mediador infalible ante Dios, no comprende que Jesús y el Padre son uno (10,30) y que las obras de Jesús son las del Padre (10, 32.37). Espera una intervención taumatúrgica de Jesús, como la del profeta Eliseo (2 Re 4,8ss).

Jesús responde restituyendo la esperanza (23): la muerte de Lázaro no es definitiva; no atribuye la resurrección a una nueva acción suya personal, pues significa la persistencia de la vida comunicada con el Espíritu que efundirá en su muerte (6,39s). Marta interpreta las palabras de Jesús según la creencia farisea (24). Las palabras de Marta delatan una decepción (ya sé); ha oído lo mismo muchas veces. Para ella, como para los judíos, el último día está lejos; no comprende la novedad de Jesús.

Jesús no viene a suprimir o retrasar indefinidamente la muerte física, sino a comunicar la vida que él mismo posee y de la que dispone (5,26), su mismo Espíritu. En la frase de Jesús (25: yo soy la resurrección y la vida) el primer término depende del segundo: es la resurrección por ser la vida (14,6). La vida que él comunica, al encontrarse con la muerte, la supera; a esto se llama resurrección; no está reglada a un futuro, porque Jesús, que es la vida, está presente.

Para que la realidad de vida invencible que es Jesús llegue al hombre se requiere la adhesión, a la que él responde con el don del Espíritu, nuevo nacimiento a una vida nueva y permanente (3,3s; cf. 5,24). Expone Jesús (26) el principio que funda la afirmación anterior (cf. 8,51): para el discípulo, la muerte física no tiene realidad de muerte; la muerte, de hecho, no existe. Ésta es la fe que Jesús espera de Marta (¿Crees esto?). Marta responde con la perfecta profesión de fe cristiana (20,31); ya no es el Profeta (6,14), sino el Hijo de Dios, igual al Padre.

SÍNTESIS.

Se inaugura la etapa última y definitiva de la creación: para el que ha recibido el Espíritu de Dios no hay interrupción de vida, la muerte es sólo una necesidad física. 

LUCAS.

38 Mientras iban de camino entró también él en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa.
39 Esta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.
40 Marta, en cambio, se dispersaba en múltiples tareas. Se le plantó delante y le dijo:
- Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
41 Pero el Señor le contestó:
- Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: 
42 sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.

EXPLICACIÓN.

B. Los dos grupos de seguidores. 38-42. Cambia el escenario: "una aldea" (reducto cerrado); temática: la verdadera acogida del mensaje. Paralelo con la "aldea" samaritana de 9,52 (38: también él entró en una aldea). En la escena no aparecen los discípulos. La doble mención de el Señor (39.40) saca a esta perícopa del plano histórico para ponerla en el paradigmático, mirando a las comunidades del tiempo de Lc.

Dos hermanas, figuras de los dos grupos de discípulos: Marta, de los que proceden del judaísmo/los Doce (9,1); María, de los Setenta (10,1). Marta, la comunidad judeocreyente, recibe a Jesús, pero sin aprender de él (38); María, la comunidad samaritana o no judía, queda en segundo plano, pero es la que le da plena acogida. A los pies del Señor (39), alusión a la pecadora (7,38.44-46).

Marta quiere arrastrar a su hermana a su dispersa actividad sin mensaje, inútil (múltiples tareas = observancia legal); el deseo de Marta corresponde al expresado antes por Juan en nombre de los Doce: imponer su modo de seguimiento a los que no pertenecen a ese grupo (9,49s) (40). Preocupaciones que ahogan el mensaje (8,14) (41). Una sola cosa (42: cf. 12,31; 18,22): el reinado de Dios, nueva tierra prometida, es la mejor parte, en comparación con la antigua tierra (Sal 16,5s; 73,26; 119,57; 142,6), el reino de Israel al que aún aspiran los Doce.




Samaría, que por su idolatría había perdido su herencia en Israel encuentra ahora su parte de la herencia en Jesús. El Israel mesiánico, que no escucha el mensaje, quiere conservar como herencia la antigua tierra prometida. Una temática paralela se encuentra en 18,15-17.