2 OPCIONES.
1ª OPCIÓN.
Primera Lectura. II TESALONICENSES. 2,1-3.14-17.
1A propósito de la venida de nuestro Señor, Jesús Mesías, y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2que no perdáis fácilmente la cabeza ni os excitéis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. 3Que nadie en modo alguno os desoriente; primero tiene que llegar la apostasía y aparecer la impiedad en persona, el hombre destinado a la ruina, 14Para eso os llamó por medio de la buena noticia que anunciamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor, Jesús Mesías. 15Por tanto, hermanos, seguid firmes y mantened las tradiciones que os enseñamos de palabra o por carta. 16Y que ese mismo Señor nuestro, Jesús Mesías en persona y Dios nuestro Padre, que nos ha amado tanto y que graciosamente nos ha dado un ánimo indefectible y una magnífica esperanza, 17os anime interiormente y os afiance en todo bien de palabra y de obra.
EXPLICACIÓN.
Opiniones exageradas sobre la inminencia del Día del Señor. El autor niega haber dado pie a tal creencia (1-2). Contra lo dicho en 1 Tes 5,2s, donde se afirmaba que el día del Señor llegaría de improviso, como un ladrón, aquí se anuncian signos precursores que permitirán conocer su proximidad. Primero, la apostasía, abandono de Dios o rebelión contra él, uno de los temas favoritos del pesimismo de la apocalíptica judía. El juicio no afectará solamente a perseguidores y perseguidos, sino también a la masa de la humanidad, que aún no han tomado partido y que tiene que definirse. En segundo lugar, el mal escondido en la historia humana ha de cristalizar en un personaje que no lleva nombre (no se le llama "el Anticristo", el hombre destinado a la ruina, el blasfemo y enemigo de Dios (Ez 28,2; Dn 11,36); la impiedad en persona, lit. "el hombre de la impiedad". Lenguaje mítico (3-4).
Acción de gracias. Los cristianos, en cambio, salvados por la acción de Dios, conocen la verdad y practican el bien. Consagración por el Espíritu. La adhesión al evangelio hace participar de la gloria del Señor Jesús. Pablo anima a los tesalonicenses a perseverar, y ora para que se vean confirmados en el ánimo y la actividad para el bien (13-17).
SALMO 96,10-13.
10Decid a los paganos: El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no vacilará;
él gobierna los pueblos rectamente.
11 Alégrense los cielos, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto contiene;
12exulte la campiña y cuanto hay en ella,
aclamen los árboles silvestres
13delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra;
regirá el orbe con justicia
y a los pueblos con fidelidad.
EXPLICACIÓN.
96,10 La segunda frase está tomada del Sal 93,1, la tercera falta en el paralelo 1 Cr 16,31; algunos suprimen ambas para que quede el clamor escueto.
96,11 Conforme al contexto, el mugido del mar es festivo: es su voz.
96,12 Es el verso más original, síntesis de lo campestre (Dt 32,13) Y lo silvestre.
96,13 Gobernar incluye el juzgar. El hombre puede fiarse de su gobierno. (Comentaré estos versos en el Sal 98).
Transposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13.
EVANGELIO DE MATEO 23,23-26.
23 ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, del anís y del comino y descuidáis lo más grave de la Ley: la justicia, el buen corazón y la lealtad. ¡Esto había que practicar!, y aquello..., no dejarlo.
24 ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
25 ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras dentro rebosa de robo y desenfreno!
26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, que así quedará limpia también por fuera.
EXPLICACIÓN.
Denuncia su pretendida fidelidad (23-24): perversión religiosa total (tragarse el camello, etc.). No sólo omiten lo esencial, sino que su actitud es contraria a toda justicia (25s);
2ª OPCIÓN.
Primera Lectura. 1 Juan 4,7-16.
7 Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene idea de Dios, porque Dios es amor.
9De este modo se manifestó entre nosotros el amor de Dios: enviando al mundo a su Hijo único para que tuviésemos vida por su medio.
10Esto define a ese amor: no el haber nosotros amado antes a Dios, sino el habernos él demostrado su amor enviando a su Hijo para que expiase nuestros pecados.
11 Amigos míos, si Dios nos ha amado así, es deber nuestro amamos unos a otros. 12 A la divinidad nadie la ha visto nunca; si nos amamos mutuamente, Dios habita en nosotros y su amor queda realizado en nosotros. I3Ésta es la señal de que habitamos en él y él en nosotros, que nos ha hecho participar de su Espíritu.
14Nosotros lo hemos contemplado y atestiguamos que el Padre envió a su Hijo al mundo para salvar al mundo.
15Si uno reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios habita en él y él en Dios. 16Por nuestra parte, le hemos dado fe y conocemos el amor que Dios mantiene en nosotros. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
EXPLICACIÓN.
7-21. Dios es la fuente del amor; no se puede comprender la verdadera naturaleza del amor, a menos de reconocer que su origen está más allá del hombre mismo. El amor mutuo prueba que se es hijo de Dios, porque el que ama se comporta como Dios mismo; y sólo el que tiene experiencia del amor puede conocer a Dios, que es amor (8). La afirmación Dios es amor significa que éste no es sólo un aspecto de la actitud o actividad de Dios para con el hombre, sino que en Dios el amor lo es todo, y que todo lo que hace es expresión del amor que constituye su ser. La metáfora inicial de la carta, «Dios es luz» (1,5), se corresponde con la afirmación «Dios es amor»: la luz es el amor/vida (cf. Jn 1,4) en cuanto se manifiesta («brilla»), puede ser conocido y transforma («ilumina») al hombre.
Cada uno ha podido percibir el amor de Dios, por la vida que ha recibido de Jesús (9). El amor es desinteresado y no es una mera respuesta, sino el don de sí mismo; así lo ha demostrado Dios enviando a su Hijo. No es mera respuesta, porque de hecho el hombre no había ofrecido nada a Dios, incapacitado para hacerlo por su conducta injusta, contraria y cerrada al amor, que creaba un obstáculo insuperable para recibir el amor de Dios. Éste, por propia iniciativa, envió a su Hijo para quitar el obstáculo (cf. 2,2) (10).
La respuesta al amor es amar (11), y el amor del hombre necesita ver y comprender, lo que es imposible respecto a Dios (cf. Jn 1,18). Pero el amor mutuo es la señal de que Dios está con los hombres y de que su propósito, la realización del hombre, se cumple (12). La experiencia del Espíritu da conciencia al hombre de esta presencia de Dios en él (13).
Además del testimonio interno del Espíritu, está el externo, el de los testigos presenciales de la vida de Jesús en la tierra, que ha quedado plasmado en el evangelio (Jn 1,32.34; 19,35; 21,24) y que se ha transmitido en la comunidad. El plan de Dios es salvar al mundo por medio de Jesús (Jn 3,17); para salvar, lit, «como Salvador», término helenístico equivalente al hebreo Mesías (cf. Jn 4,25.42) (14). Lo importante es reconocer que el hombre Jesús, que vivió en la historia, es el Hijo de Dios, capaz de revelar a los hombres lo que realmente es Dios. De hecho, Jesús es el que, por amor a los hombres, llegó a dar su vida, traducción en términos humanos del amor infinito e irreversible de Dios por el hombre (15). Dado que Dios es amor, el hombre que ama puede estar seguro de que está unido con Dios (16).
Salmo. 119,9-14
9¿Cómo limpiará un joven su senda?
-Observando tu consigna.
10Te busco de todo corazón:
no me desvíes de tus mandatos.
11Guardo en el corazón tu promesa
para no pecar contra ti.
12iBendito eres, Señor!,
enséñame tus normas.
13Mis labios recitarán
todo lo que manda tu boca.
14En el camino de tus preceptos disfruto
más que con cualquier fortuna.
Explicación.
119,9-16 Juntando los versos 1 0.11.13. 14, obtenemos la serie "corazón, labios, camino = conducta", como nuestro de pensamiento, palabra y obra. Los versos 14 y 16 expresan el gozo: el orante no siente la ley como traba o peso.
Evangelio. Mateo 23,8-12
8 Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar ·Rabbí", pues vuestro maestro es uno solo y vosotros todos sois hermanos;
9 y no os llamaréis "padre" unos a otros en la tierra, pues vuestro Padre es uno solo, el del cielo;
10 tampoco dejaréis que os llamen "directores", porque vuestro director es uno solo, el Mesías.
11 El más grande de vosotros será servidor vuestro.
12 A quien se encumbra, lo abajarán, y a quien se abaja, lo encumbrarán.
Explicación.
Exhibicionismo de letrados y fariseos (5-7; cf. 6,1-18): se constituyen en casta privilegiada. Rabbí: "señor mío, monseñor". Insiste en la igualdad entre los discípulos (8): ningún rango o privilegio. Padre (9): título de los maestros, en cuanto transmisores de la tradición y modelos de conducta. Lo mismo que Jesús no tiene padre humano, tampoco los suyos han de reconocerlo en el sentido dicho. Único modelo, el Padre del cielo (5,48). Director o guía espiritual (10): sólo a Jesús hay que seguir. La verdadera grandeza (11). Dios juzga las actitudes humanas (12).
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