lunes, 25 de junio de 2018

LECTURAS DEL LUNES 25 DE JUNIO DEL AÑO 2018

Primera Lectura: II Reyes 17, 5-8. 13-15a.18

5El rey de Asiria invadió el país y asedió a Samaría durante tres años. 6El año noveno de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaría, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media. 7Eso sucedió porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; 8procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos.
13El Señor había advertido a Israel (y Judá) por medio de los profetas y videntes: “Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos los profetas”. 14Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios. 15a Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres y las advertencias que les hizo. 18El Señor se irritó tanto contra Israel, que los arrojó de su presencia. Sólo quedó la tribu de Judá.

EXPLICACIÓN.

17,5-6. Apresado el rey, el partido antiasirio todavía resistía en la capital fundada por Omrí. El valor estratégico de la ciudad se demostró resistiendo tres años el asedio del ejército  más poderoso de la época. Salmanasar no alcanzó a ver la victoria; a su sucesor Sargón II tocó este honor dudoso de ejecutar como verdugo la sentencia del Señor. Conquistada la capital, Sargón II realiza enseguida una deportación en masa. De estado vasallo, Israel o Samaría pasa a ser una provincia asiria. Es el año 722. Para el autor bíblico esto es el final. En los anales asirios se habla de una nueva rebelión, que capitaneaba el rey de Jamat (arameo) aliado con un general egipcio. Sargón los derrotó el año 720.
17,6. El Rey de Asiria sería seguramente Salmanasar V.

17,7. Aquí pronuncia el historiador una oración fúnebre, no de elogio, sino de reprobación. El tema es una reflexión teológica sobre la historia, con deseo de presentar el caso como un escarmiento. El estilo es típico  de la escuela, un buen ejemplo de amplificación retórica. Repitiendo temas o motivos, desdoblando acciones, uniendo sinónimos, añadiendo oraciones de relativo, el autor llena una página. Si en poesía es frecuente la frase de tres o cuatro palabras, y en prosa narrativa la de cinco o seis, aquí encontramos muchas frases de 9 y 10 palabras: es una cadencia retórica que no desentona en la oración fúnebre. Se ha de declamar en tono patético.

El discurso tiene una construcción poco rigurosa. Esquemáticamente: pecados de Israel (7-12); el Señor amonesta por medio de profetas (13); nueva serie de pecados (14-17); ira de Dios y castigo (18-20); recapitulación desde Jeroboán hasta el destierro (21-23).
17,7. Pecado, pecar, es el término que el autor ha repetido ya más de veinte veces a lo largo de su historia. La referencia a la liberación de Egipto la pronunció Jeroboán cuando inauguró sus centros de culto.

17,8. La expulsión de otros pueblos es a la vez un beneficio mal pagado y un escarmiento no aceptado. La alusión a los reyes es dudosa.

17,13. Antes de recurrir al castigo, el Señor amonesta a su pueblo. Así entran en el esquema histórico los profetas, como un intento repetido del Señor para convertir a su pueblo. Hay que pensar en Ajías, Elías, Eliseo, Miqueas hijo de Yimiá, Amós y Oseas. La mención de Judá es una adición posterior, que intenta aplicar el sermón al reino del Sur desterrado.

17,15a. Los mandatos son las estipulaciones del pacto. Según el salmo 115,8, los que veneran ídolos se vuelven como ellos: ese principio teológico se expresa en un juego de palabras con una de las designaciones despectivas de los ídolos “vaciedad, vanidad” (véase Jr 2,5).

17,18. Como el término “Israel” es ambiguo (puede designar a todo el pueblo escogido o al reino septentrional), el autor aclara el sentido.

Salmo Responsorial: 60,3-5.12-13

                   3Oh Dios, nos has rechazado
                   y rompiste nuestras filas, 
                   estabas airado. ¡ Restáuranos! 
                   4Has hecho temblar y has resquebrajado el país
                   ¡repara sus grietas, que se desmorona! 
                   5Has hecho sufrir un desastre a tu pueblo
                   dándonos a beber un vino de vértigo; 
                   12Pero tú, oh Dios, ¿no nos has rechazado
                   y ya no sales con nuestras tropas? 
                   13Envía tu auxilio contra el enemigo,
                   que es vana la victoria humana. 
                   14Con Dios haremos proezas, 
                    él pisoteará a nuestros enemigos. 

EXPLICACIÓN.

60,3 "Rechazaste": con sentido militar en Sal 44,10.24.

60,4 El temblor de tierra es con frecencia teofánico: Sal 18,8; 68,9; 77,19 etc.

 60,5 "Vino de vértigo": que perturba o enloquece, que agita o tortura, de castigo y hasta de ejecución capital: Is 51,17.22; Jr 25,15-29.

60,12 Pregunta retórica (con relativa asindética) (12), petición (13). b) Expresión de un deseo entre potencial e irreal "quién me condujera ... ", reproche a Dios por su rechazo, petición. En la segunda explicación el sentido avanza así: escuchando el oráculo, el orante reacciona con cierto escepticismo o insatisfacción, "ya quisiera yo"; su deseo es irrealizable mientras Dios prolongue su rechazo; con todo, no se rinde, antes reclama esperanzado el auxilio de Dios.

 60,13 Véase Prov 21,31.

60,14 "Pisotear": como gesto de victoria: Is 63,6; Sal 44,6.

Transposición cristiana.

 Se puede leer en clave eclesiológica. La Iglesia perseguida se siente derrotada y pide auxilio a su Señor; el cual responde afirmando su victoria y su dominio. Confortada con tales palabras, puede la Iglesia abordar nuevas empresas. Los comentaristas antiguos se han fijado en el estandarte: la señal de la cruz.

Evangelio: Mateo 7, 1-5

1 No juzguéis y no os juzgarán;
2 porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis la usarán con vosotros.
                      3 ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
4 O ¿cómo vas a decirle a tu hermano: "Deja que te saque la mota del ojo", con esa viga en el tuyo?
5 Hipócrita, sácate primero la viga de tu ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.

EXPLICACIÓN.

 Criterios que han de regir la vida de la comunidad. El gran defecto es la falta de amor (la viga). Aviso contra los que, por los defectos de otros, rompen la relación con ellos. Actuando así, la rompen con Dios (1-5).

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