PRIMERA LECTURA. 1 Tesalonicenses 1,1-5.8-10 o 1 Juan 4,7-16.
1 Tesalonicenses 1,1-5.8-10
1Pablo, Silvano y Timoteo, a los que en Tesalónica forman la Iglesia de Dios Padre y del Señor Jesús Mesías: Os deseamos gracia y paz.
2Continuamente damos gracias a Dios por todos vosotros al encomendaros en nuestras oraciones, 3recordando sin cesar ante Dios nuestro Padre la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el tesón de vuestra esperanza en nuestro Señor, Jesús Mesías. 4Sabemos, hermanos amados por Dios, que él os ha elegido, 5porque la buena noticia que anunciamos no se quedó para vosotros en palabras, resultó además una fuerza exuberante del Espíritu Santo; tal fue nuestra actuación entre vosotros, como sabéis, para vuestro bien.
EXPLICACIÓN.
1. Remitentes y destinatarios; redacción muy concisa, omitiendo todo título. Sólo las dos cartas a los tesalonicenses mencionan tres autores. Silvano o Silas estuvo con Pablo en Tesalónica y colaboró con él en la fundación de la comunidad (Hch 17,4). Timoteo, cf. 3,1. Saludo inicial: gracia y paz, sin explicitar su origen (cf. Rom 1,7; 1 Cor 1,3; 2 Cor 1,2; Ef 1,2; Flp 1,2; Col 1,2).
Exordio: Acción de gracias por el buen estado de la comunidad de Tesalónica. La mención de ella en sus oraciones aviva el recuerdo de su compotamiento cristiano: fe/adhesión a Jesús traducida en acción, amor que no se escatima, esperanza que no desfallece, todo centrado en Jesús, Mesías/Salvador (2-3).
El amor de Dios, que ofrece la salvación a todos, se hace eficaz (os ha elegido) cuando el hombre responde a esa invitación (no se quedó en palabras) y recibe el Espíritu; eficacia del evangelio (4-5).
1 Juan 4,7-16.
7 Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene idea de Dios, porque Dios es amor.
9De este modo se manifestó entre nosotros el amor de Dios: enviando al mundo a su Hijo único para que tuviésemos vida por su medio.
10Esto define a ese amor: no el haber nosotros amado antes a Dios, sino el habernos él demostrado su amor enviando a su Hijo para que expiase nuestros pecados.
11 Amigos míos, si Dios nos ha amado así, es deber nuestro amamos unos a otros. 12 A la divinidad nadie la ha visto nunca; si nos amamos mutuamente, Dios habita en nosotros y su amor queda realizado en nosotros. I3Ésta es la señal de que habitamos en él y él en nosotros, que nos ha hecho participar de su Espíritu.
14Nosotros lo hemos contemplado y atestiguamos que el Padre envió a su Hijo al mundo para salvar al mundo.
15Si uno reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios habita en él y él en Dios. 16Por nuestra parte, le hemos dado fe y conocemos el amor que Dios mantiene en nosotros. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Explicación.
Dios es la fuente del amor; no se puede comprender la verdadera naturaleza del amor, a menos de reconocer que su origen está más allá del hombre mismo. El amor mutuo prueba que se es hijo de Dios, porque el que ama se comporta como Dios mismo; y sólo el que tiene experiencia del amor puede conocer a Dios, que es amor (8). La afirmación Dios es amor significa que éste no es sólo un aspecto de la actitud o actividad de Dios para con el hombre, sino que en Dios el amor lo es todo, y que todo lo que hace es expresión del amor que constituye su ser. La metáfora inicial de la carta, «Dios es luz» (1,5), se corresponde con la afirmación «Dios es amor»: la luz es el amor/vida (cf. Jn 1,4) en cuanto se manifiesta («brilla»), puede ser conocido y transforma («ilumina») al hombre.
Cada uno ha podido percibir el amor de Dios, por la vida que ha recibido de Jesús (9). El amor es desinteresado y no es una mera respuesta, sino el don de sí mismo; así lo ha demostrado Dios enviando a su Hijo. No es mera respuesta, porque de hecho el hombre no había ofrecido nada a Dios, incapacitado para hacerlo por su conducta injusta, contraria y cerrada al amor, que creaba un obstáculo insuperable para recibir el amor de Dios. Éste, por propia iniciativa, envió a su Hijo para quitar el obstáculo (cf. 2,2) (10).
La respuesta al amor es amar (11), y el amor del hombre necesita ver y comprender, lo que es imposible respecto a Dios (cf. Jn 1,18). Pero el amor mutuo es la señal de que Dios está con los hombres y de que su propósito, la realización del hombre, se cumple (12). La experiencia del Espíritu da conciencia al hombre de esta presencia de Dios en él (13).
Además del testimonio interno del Espíritu, está el externo, el de los testigos presenciales de la vida de Jesús en la tierra, que ha quedado plasmado en el evangelio (Jn 1,32.34; 19,35; 21,24) y que se ha transmitido en la comunidad. El plan de Dios es salvar al mundo por medio de Jesús (Jn 3,17); para salvar, lit, «como Salvador», término helenístico equivalente al hebreo Mesías (cf. Jn 4,25.42) (14). Lo importante es reconocer que el hombre Jesús, que vivió en la historia, es el Hijo de Dios, capaz de revelar a los hombres lo que realmente es Dios. De hecho, Jesús es el que, por amor a los hombres, llegó a dar su vida, traducción en términos humanos del amor infinito e irreversible de Dios por el hombre (15). Dado que Dios es amor, el hombre que ama puede estar seguro de que está unido con Dios (16).
SALMO. 149,1-6.9.
1¡Aleluya! Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza
en la asamblea de los leales;
2festeje Israel a su Creador,
los Hijos de Sión a su Rey.
3Alabad su nombre con danzas,
tañendo para él panderos y cítaras;
4porque el Señor ama a su pueblo
y corona con su victoria a los oprimidos.
5Que los leales celebren su gloria
y canten jubilosos desde sus lechos:
6en las gargantas vítores a Dios,
en las manos espadas de dos filos,
9Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus leales. ¡Aleluya!
Explicación.
149,2 "Creador" o hacedor de la nación. “Hijos de Sión": tiene un solo antecedente, JI 2,23. Creo que aquí denota a cuantos aman la causa de la ciudad: cfr. Is 66,8.10.
149,3 "Danzas": algunos imaginan una danza sacra de espadas (Ez 21,14-22), una pantomima cuyo texto, que va explicando la acción, es el salmo. Unos hacen de enemigos vencidos, otros fingen la ejecución; concluyen cantando la victoria.
149,4 Estos "oprimidos" quizá procedan de Sof 2,3.
149,5 "Celebren su gloria": semejante a Is 13,3. Creo que es enfático, "incluso en el lecho"; inspirado en Dt 6,7.
149,6 Recuerda Neh 4,11. El fervor religioso de la lucha se expresa en las arengas de los Macabeos: 1 Mac 1, 18s; 4,9-13; 9,44-47.
149,9 La ejecución del culpable puede ser competencia honorífica, como muestra Jue 8,20s.
Transposición cristiana.
Leyendo el aviso de Jesús a Pedro, Mt 26,52-54, vemos que las batallas del salmo tienen que transponerse a otro orden, p. ej. como lo propone Ef 6,12.
EVANGELIO. Mateo 23,13-22.
13 ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que les cerráis a los hombres el reino de Dios! Porque vosotros no entráis, y a los que están entrando tampoco los dejáis.
15 ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros!
16 ¡Ay de vosotros, guías de ciegos, que enseñáis: "Jurar por el santuario no es nada, pero jurar por el oro del santuario obliga"!
17 ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más: el oro o el santuario que consagra el oro?
18 O también: "Jurar por el altar no es nada, pero jurar por la ofrenda que está en el altar obliga".
19 ¡Ciegos! ¿Qué es más: la ofrenda o el altar, que hace sagrada la ofrenda?
20 Quien jura por el altar, jura al mismo tiempo por todo lo que está encima;
21 y quien jura por el santuario, jura al mismo tiempo por el que habita en él:
22 y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.
Explicación.
Los siete "ayes" (13 - 33). Letrados y fariseos pretenden ser fieles a Dios por practicar observancias mínimas, mientras son infieles en lo principal. Usan de su autoridad para impedir que el pueblo acepte el mensaje (13). Algunos mss. añaden el v.14, tomado de Mc 12,40: "Esos que se comen los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos tales recibirán una sentencia severísima". No llevan a los prosélitos al conocimiento de Dios, los hacen fanáticos del legalismo (15). Guías ciegos (cf. 15,14), juramentos supersticiosos que no se refieren a Dios, sino a objetos (16-22).
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