Primera Lectura. Jeremías 20,7-9.
7Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir;
me forzaste, me violaste.
Yo era el hazmerreír todo el día,
todos se burlaban de mí.
8Si hablo, es a gritos, clamando
"¡violencia, destrucción!",
la palabra del Señor se me volvió
escarnio y burla constantes,
y me dije: No me acordaré de él,
no hablaré más en su nombre.
9Pero la sentía dentro como fuego
ardiente encerrado en los huesos:
hacía esfuerzos por contenerla y no podía.
Explicación.
20,7-9 La extraña oración toma la forma de una denuncia o acusación del profeta a su Dios. A juzgar por varias expresiones, a la luz de la legislación de Dt 22,23-29, pienso que la acusación se formula en términos de seducción y abandono. Como si el Señor hubiera requerido de amores al profeta (en papel femenino) hasta seducirlo (verbo pth según Éx 22,15). Hay que recordar que el Señor había prohibido al profeta casarse. Jeremías, seducido por bellas promesas, ahora se encuentra abandonado y hecho la burla de la gente; sus rivales se ensañan y pretenden aprovecharse de él. El grito de Jeremías es bivalente: significa ¡Violencia! y equivale al grito de socorro de la muchacha amenazada (Dt 22,24.27). Es él quien padece la "violencia" hzq Dt 22,25) de Dios. El verbo ykl puntúa el proceso: prepotencia de Dios, impotencia del profeta, prepotencia del enemigo (7.9.10).
Salmo. 63,2-6.8-9.
2Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo:
mi garganta tiene sed de ti,
mi carne desfallece por ti,
en un páramo reseco, sin agua.
3Así te contemplé en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria.
4Pues vale más tu lealtad que la vida,
te elogiarán mis labios;
5Así te bendeciré mientras viva,
alzando las manos en tu nombre.
6Como de enjundia y de manteca
se saciará mi garganta,
y con labios jubilosos
te alabará mi boca.
8que fuiste mi auxilio
y exulto a la sombra de tus alas.
9Mi aliento se pega a ti
y tu diestra me sostiene.
Explicación.
63,3 Sobre la contemplación de la gloria: Ex 24,11; 33,18.
63,4 La amistad de Dios vale más que la vida humana, da sentido a esa vida.
63,6 La "enjundia" puede referirse al banquete sacrificial: véanse Sal 36,9; Is 55,2; Jr 31,14.
63,8 La "sombra de tus alas" equivale al refugio, al asilo: cfr. Sal 17,8; 36,8; 57,2 etc.
63,9 A la letra "se adhiere detrás", quizá cruce de dos fórmulas que se leen en Dt 13,5.
Transposición cristiana.
La corporeidad de experiencia y lenguaje del salmo adquiere nuevo realismo cuando el Hijo de Dios se hace hombre. Su "diestra" sostiene a Pedro, su aliento alcanza a Juan en la cena; come y bebe con sus discípulos (Hch 10,41); tuvo sed en Samaría (Jn 4) y en la cruz (Jn 19,28). En él glorificado podemos contemplar la gloria de Dios.
Segunda Lectura. Romanos 12,1-2.
1Por ese cariño de Dios os exhorto, hermanos, a que ofrezcáis vuestra propia existencia como sacrifici vivo, consagrado, agradable a Dios, como vuestro culto auténtico; 2y no os amoldéis al mundo este, sino idos transformando con la nueva mentalidad, para ser vosotros capaces de distinguir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, conveniente y acabado.
Explicación
Comienza el desarrollo ético. Cambian el estilo y la materia. Problema implícito: ¿cómo sustituir la función ética de la Ley?, ¿quién guía la conducta delcristiano? (cf. 8,12: el Espíritu). La ética no está en relación con un código; por la unión a Jesús y el don del Espíritu, la conducta es una respuesta al amor de Dios manifestado. Existencia, gr. sôma, que designa al individuo en su capacidad de actuar. El culto es la entrega a los demás (cf. Jn 4,24). No pueden darse normas éticas precisas, pues cada circunstancia muestra una exigencia del amor, y a ella ha de responder el cristiano.
Condición para el descernimiento: abandonar la mentalidad del mundo y adoptar la escala de valores representada por la cruz de Jesús. Culto auténtico. (gr. logikê), opuesto al exterior y formal. Lo bueno, lo que contribuye al bien; lo conveniente o agradable, lo que responde a la necesidad de otro; lo acabado o perfecto, lo eficaz, lo que alcanza su objetivo, sin limtarse a buenas intenciones (1-2).
Evangelio. Mateo 16,21-27.
21 Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, padecer mucho a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
22 Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a increparlo:
- ¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará a ti eso!
23 Jesús se volvió y dijo a Pedro:
- ¡Vete! ¡Quítate de en medio, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana.
24 Entonces dijo a los discípulos:
- El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me siga.
25 Porque si uno quiere poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, la pondrá al seguro.
26 Y luego, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero a precio de su vida? ¿Y qué podrá dar para recobrarla?
27 Además, el Hombre va a venir entre sus ángeles con la gloria de su Padre, y entonces retribuirá a cada uno según su conducta.
Explicación.
Nuevo período (cf. 4,17), dedicado a los discípulos. Jesús los informa sobre su propio destino. Senadores, los miembros del Gran Consejo, pertenecientes a la aristocracia seglar, los grandes terratenientes. Sumos sacerdotes, la aristocracia sacerdotal; pertenecían, como los senadores al partido saduceo. Letrados, tercer grupo del Gran Consejo, en su mayoría fariseos. El poder del dinero, los líderes religiosos e intelectuales van a pasar a la ofensiva contra Jesús. La muerte no será la última palabra (resucitará). Desacuerdo de Pedro (22): ha profesado la fe auténtica, pero rechaza la actuación que se deriva de ella. Increpa a Jesús como si se opusiera al plan de Dios. No acepta que Jesús muera. Indignación de Jesús (23): las palabras de Pedro concretan la tercera tentación (4,10), la de la gloria y el poder. Pedro es obstáculo porque quiere desviar el mesianismo de Jesús hacia el poder y el triunfo (23). Condiciones del seguimiento (24). Adhesión inicial (venirse conmigo); primera condición: renunciar a toda ambición personal (5,3); segunda, aceptar ser perseguido por la sociedad y aun condenado a muerte (cf. 5,10); nuevas formulaciones de la primera y última bienaventuranza (5,3.10): son los mandamientos mínimos (5,19). Tres argumentos en favor del seguimiento (25-27): 1) la vida física no es el valor supremo; 2) un ideal sólo para esta vida no puede satisfacer; 3) habrá una reivindicación para los que lo sigan (cf. 25,31-46). Colofón: prueba de la verdad de sus palabras: un acontecimiento clamoroso hará ver que el Mesías, el Hombre rechazado, interviene en el curso de la historia (cf. 24,34s).
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