martes, 7 de enero de 2020

LECTURAS DEL MARTES 7 DE ENERO DEL AÑO 2020


Primera Lectura. 1 Jn 4,7-10.

7 Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene idea de Dios, porque Dios es amor.

9De este modo se manifestó entre nosotros el amor de Dios: enviando al mundo a su Hijo único para que tuviésemos vida por su medio.
10Esto define a ese amor: no el haber nosotros amado antes a Dios, sino el habernos él demostrado su amor enviando a su Hijo para que expiase nuestros pecados. 

Explicación.

Dios es la fuente del amor; no se puede comprender la verdadera naturaleza del amor, a menos de reconocer que su origen está más allá del hombre mismo. El amor mutuo prueba que se es hijo de Dios, porque el que ama se comporta como Dios mismo; y sólo el que tiene experiencia del amor puede conocer a Dios, que es amor (8). La afirmación Dios es amor significa que éste no es sólo un aspecto de la actitud o actividad de Dios para con el hombre, sino que en Dios el amor lo es todo, y que todo lo que hace es expresión del amor que constituye su ser. La metáfora inicial de la carta, «Dios es luz» (1,5), se corresponde con la afirmación «Dios es amor»: la luz es el amor/vida (cf. Jn 1,4) en cuanto se manifiesta («brilla»), puede ser conocido y transforma («ilumina») al hombre.

Cada uno ha podido percibir el amor de Dios, por la vida que ha recibido de Jesús (9). El amor es desinteresado y no es una mera respuesta, sino el don de sí mismo; así lo ha demostrado Dios enviando a su Hijo. No es mera respuesta, porque de hecho el hombre no había ofrecido nada a Dios, incapacitado para hacerlo por su conducta injusta, contraria y cerrada al amor, que creaba un obstáculo insuperable para recibir el amor de Dios. Éste, por propia iniciativa, envió a su Hijo para quitar el obstáculo (cf. 2,2) (10).


Salmo. 72,1-4.7-8.

1Oh Dios, confía tu juicio al rey,
tu justicia a un hijo de rey.
2Que rija a tu pueblo con justicia, a tus afligidos con rectitud.
3Que montes y colinas traigan al pueblo
paz por la justicia.
4Que defienda a la gente oprimida,
que salve a las familias pobres
y quebrante al opresor. 
7Que en sus días florezca el honrado
y haya prosperidad hasta que falte la luna.
8Que domine de mar a mar,


del Gran Río al confín de la tierra.

Explicación.

72,1-3 La primera sección presenta a los personajes: Dios, el rey y un escenario de montañas. Dios es la primera palabra del poema. Posee una justicia suya, que ejerce en el gobierno del mundo y que delega para que su pueblo conviva en la justicia: cfr. 2 Cr 19,6. El reyes "hijo de rey", es decir, de estirpe real, davídica, no usurpador; está en función de "tu pueblo", que es de Dios y no suyo, y es hoy un pueblo "afligido": ¿por un dominio extranjero despótico?, ¿por abusos de gobernantes anteriores? "Montes y colinas" pueden representar el paisaje, la configuración de Judá: Ex 15,17; 1 Re 20,23; Is 14,25 etc.

72,4 El juicio / gobierno será "salvación" para un proletariado de pobretones; pero exige enfrentarse con el opresor.  
72,7 A la lluvia responde la tierra germinando y floreciendo; sólo que aquí lo que florece es "un honrado"; a no ser que leamos "justicia", en buen paralelismo con "prosperidad".

72,8 Fronteras de un soberano que impone su autoridad sobre reinos vasallos. "De mar a mar" en sentido realista sería del Mar Muerto al Mediterráneo; en sentido cosmológico, las fronteras del gran océano que rodea los continentes. "El Río" suele designar el Éufrates: Zac 9,10. 

Evangelio. Marcos 6,34-44. 

34Al desembarcar ·0 una gran multitud; se conmovió, porque estaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. 


Incomprensión de los discípulos. (Mt 14,15-17; Lc 9,12-13; Jn 6,5-9)
35 Avanzada ya la tarde se le acercaron sus discípulos y le dijeron:
-El lugar es un despoblado y es ya tarde; 36despídelos que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.
37El les contestó:
-Dadles vosotros de comer.
Le dijeron:
-¿Vamos a comprar panes por doscientos denarios de plata para darles de comer? 
El pan del éxodo para Israel (Mt 14,18-23a; Lc 9,14-17; Jn 6,1-15) 
38Él les dijo:
-¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.
Cuando lo averiguaron, le dijeron:
-Cinco, y dos peces.
39Les ordenó que los hicieran recostarse a todos en la hierba verde formando corros, 40pero se echaron formando cuadros de ciento y de cincuenta.
41Tomando él los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y los fue dando a los discípulos para que los sirvieran; también los dos peces los dividió para todos. 42Comieron todos hasta saciarse, 43y recogieron de trozos doce cestos llenos, también de los peces. 44 Los que comieron los panes eran cinco mil hombres adultos.

Explicación.

a) (6,34-34): Conmovido, cf. 1,41; Jesús renuncia a la instrucción particular a sus discípulos para ocuparse de la multitud. Como ovejas sin pastor, d. Ez 34,8.31, abandonados por los dirigentes, sin un sentido para su vida. La situación de este pueblo equivale a la de muerte de la hija de Jairo. La enseñanza, ahora sin parábolas, propone la posibilidad de una alternativa (34).

b) (6,35-37): Los discípulos interrumpen la enseñanza. No sienten solidaridad alguna con la multitud (despídelos), Piensan en las categorías de la sociedad: cada uno debe proveer para sí mismo, por medio del dinero (se compren) (35-36).Jesús opone «dar» (dadles vosotros de comer) a «comprar». Ellos insisten en «comprar» y quieren mostrar a Jesús la imposibilidad de su propuesta (doscientos denarios de plata).



c) (6,38-44). Centro: Reparto del pan. Como en el primer éxodo Dios alimentó a Israel en el desierto (Éx 16), en el éxodo definitivo Jesús va a alimentar a la multitud judía en el lugar desierto (despoblado). Cinco más dos, siete: totalidad del alimento disponible (38); «cinco» está en relación con los «cinco mil hombres adultos» (44). Comer recostados (39) era propio de hombres libres (cf. 2,15); la hierba verde, promesa de abundancia (d. Sal 72,16). La gente no forma corros, como ha dicho Jesús, sino cuadros que recuerdan la organización establecida por Moisés para administrar justicia (Éx 18,21-25); esperan ser gobernados por los discípulos (cf 6,33, donde van detrás del grupo, no de Jesús), sin comprender la libertad a que Jesús los llama (40). Pronunció una bendición, alabanza y acción de gracias: lo que antes pertenecía a los discípulos se reconoce ahora como don de Dios (alzó la mirada al cielo). Los bienes creados, desvinculados de la propiedad que los acapara (contra «comprar», vv. 36.37), bastarían sobradamente para alimentar a Israel (doce cestos) (41-43). Cinco mil hombres adultos, cf. 1 Re 18,4.13; 2 Re 2,7.16: grupos proféticos de «cincuenta hombres adultos»; «cincuenta», número del Espíritu (cf. Nm 11,29) (44).

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