martes, 3 de septiembre de 2019

LECTURAS DEL MARTES 3 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 2019

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


PRIMERA LECTURA. 1 Tesalonicenses 5,1-6.9-11.

1Acerca del tiempo y las circunstancias, no necesitáis, hermanos, que se os escriba, 2pues sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón de noche. 3Cuando estén diciendo "hay paz y seguridad", entonces les caerá encima de improviso el exterminio, como los dolores a una mujer encima de improviso el exterminio, como los dolores a una mujer encinta, y no podrán escapar. 4A vosotros, en cambio que no vivís en tinieblas, ese día no tiene por qué sorprenderos como un ladrón, 5pues todos vivís en la luz y en pleno día. No pertenecemos a la noche ni a las tinieblas, 6por eso no durmamos como los demás, estemos despiertos y despejados.
9Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor, Jesús Mesías; 10él murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. 11Por eso animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis.

EXPLICACIÓN.

Preocupación de los cristianos sobre la fecha de la venida. Sólo se sabe que llegará por sorpresa, sin preparación ni anuncio (5,1-2). Concepción vindicativa: la venida será un juicio condenatorio par alo sque no aceptan el evangelio y salvación para los fieles (3-4). Hay que estar siempre alerta y en guardia: fe, amor, esperanza (cf. Ef 6,13-17; Is 59,17) (5-8). Destino de los cristianos (9-10). Esta esperanza debe estimularlos a ir adelante en la unión y la práctica del amor mutuo (animaos, ayudaos) (11). 

SALMO. 27,1.4.13-14.

1 El Señor es mi luz y mi salvación:
¿a quién temeré?
el Señor es baluarte de mi vida:
¿de quién me asustaré?
4 Una cosa pido al Señor,
es lo que busco:
habitar en la casa del Señor
todos los días de mi vida;
contemplando la belleza del Señor,
observando su templo.
13 Yo en cambio espero gozar
de la dicha del Señor en el país de la vida.
14 -Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. 

Explicación.

27,1 Los tres títulos de Dios son un programa. Luz: Sal 36,10: Salvación Sal 18,3.47; baluarte Sal 31,3.5. Sobre el temor: Jr 1,17; Is 51,12.

27,4b Coincide conel final del Sal 23. Habitar vitaliciamente en el templo es privilegio de sacerdotes y levitas.

27,4c El templo material puede ser observado (Sal 48,13-15); la belleza del Señor se contempla en una experiencia espiritual.

27,13 "Yo en cambio": fórmula hebrea muy dudosa. Algunos lo toman como juramento. Hay que colocar el segundo hemistiquio en paralelo con 4c: en vez de belleza, bondad, en vez de templo, tierra de los vivos.

27,14 ¿Quién pronuncia las frases? - Un sacerdote, un profeta cúltico, o una voz interior. Siendo texto de repertorio, la asignación queda abierta.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

El tema de la confianza en Dios adquiere urgencia y validez renovadas por la revelación de la paternidad de Dios y la victoria de Cristo. Véase Jn 14,1s; 16,3; Lc 11,13; 1 Cor 1,3-5.  

EVANGELIO. Lucas 4,31-37.

31 Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y el sábado les estuvo enseñando.
32 Quedaban impresionados por su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu, un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:
34 -¡Deja! ¿Qué tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? ¿Sé quién eres tú, el Consagrado por Dios.
35 Jesús le conminó:
-¡Cállate la boca y sal de él!
El demonio lo tiró por tierra allí en medio, pero salió de él sin hacerle ningún daño.
36 Todos se quedaron estupefactos y comentaban entre ellos:
-¿Qué modo de hablar es éste, que con autoridad y fuerza da órdenes a los espíritus inmundos y salen?
37 Su fama iba llegando a todos los lugares de la comarca circundante.

Explicación.

Vse. Mc 1,21-28. La enseñanza, como en Nazaret, la salvación para judíos y paganos.Autoridad, la del Espíritu (31s). Como en Mc, el espíritu/demonio inmundo representa la ideología de la sinagoga que domina y fanatiza al hombre (33). Alarma del poseído: la institución religiosa (nosotros) se siente amenazada de muerte (contra nosotros, destruirnos) por la enseñanza universalista de Jesús. Intenta ganárselo a su partido: Nazareno, originario de Nazaret, reducto del espíritu nacionalista fanático (a diferencia de "Nazoreo"; cf. Lc 18,37; Hch 2,22; 3,6; 4,10; 6,14; 22,8; 24,5; 26,9); este apelativo implica un reproche a Jesús: él, que tiene tal origen, no puede proponer una doctrina diametralmente opuesta al nacionalismo. Tentación: Sé quién eres tú, el Consagrado por Dios: ofrece a Jesús, cuya autoridad ha experimentado, que acepte el papel de Mesías nacionalista (34). Jesús lo interrumpe y libera al hombre. Resistencia, pero sin causar daño (35). Estupor. La fuerza de persuasión de Jesús es capaz de desarraigar cualquier convicción opuesta al plan de Dios; fuerza del Espíritu (4,14) (36). Contraste con Nazaret: diferencia entre la mala y la buena fe. Eco en la comarca circundante (37).


2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. 2 Corintios 4,1-2.5-7.

1Por eso, encargados de este servicio por misericordia de Dios, no nos acobardamos; 2al contrario, hemos renunciado a tapujos vergonzosos, dejándonos de intrigas y no falseando el mensaje de Dios; en vez de eso, manifestando la verdad, nos recomendamos a la íntima conciencia que tiene todo hombre ante Dios.
5Porque no nos predicamos a nosotros, predicamos que Jesús Mesías es Señor y nosotros siervos vuestros por Jesús; 6pues el Dios que dijo: "Brille la luz sobre la faz de las tinieblas" (Gn 1,3) la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro del Mesías.
                  7Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros. 

Explicación.

 La misión de Pablo nace de un encargo de Dios. No necesita de intrigas o falsedades para demostrarlo. Su autenticidad es su única recomendación (1-2).
No se puede usar el evangelio para buscar el propio beneficio, hay que predicar a Jesús, apoyándose en la experiencia interior (5). La luz, cuya existencia inauguró la creación (Gn 1,3), era símbolo de salvación para Israel (cf. Is 9,2); ahora, la salvación se encuentra en Jesús, Mesías/Salvador (6).

                Son precisamente las tribulaciones y persecuciones que sufre, y que muestran su debilidad, las que prueban que Dios está con él. Vasijas de barro, posible alusión a Gn 2,7 (cf. Rom 9,21-23; 1 Cor 15,47) (7). 

Salmo. 96,1-3.7-8.10

(Sal 98; Is 44-55) 
1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera; 
2cantad al Señor, bendecid su nombre, 
pregonad día tras día su victoria.  
3Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. 
7Tributad al Señor, familias de los pueblos, 
tributad al Señor gloria y poder. 
8Tributad al Señor la gloria de su nombre, 
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. 
10Decid a los paganos: El Señor es rey: 
él afianzó el orbe, y no vacilará;
él gobierna los pueblos rectamente.
Explicación.
96,1 Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazos usados? Creo que el autor se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro.
96,7-9 El autor toma los dos primeros versos del Sal 29, sustituyendo las "divinidades" por "familias de pueblos". Añade el tema del tributo y vasallaje y ensancha el horizonte a toda la tierra.
96,10 La segunda frase está tomada del Sal 93,1, la tercera falta en el paralelo 1 Cr 16,31; algunos suprimen ambas para que quede el clamor escueto.
Transposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13.

Evangelio. Lucas 22,24-30


24 Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande.
25 Jesús les dijo:
- Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores.
26 Pero vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve.
27 Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve.
28 Sois vosotros los que os habéis mantenido a mi lado en las tentaciones,
29 y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí.
30 Cuando yo reine, comeréis y beberéis a mi mesa y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

EXPLICACIÓN.

24-30 Los discípulos no han hecho el compromiso significado por la copa: siguen manifestando su deseo de grandeza (9,46-48) (24). Bienhechores (25), título que se asignaban algunos reyes helenistas. A diferencia de los reinos paganos, en el reino de Dios (sociedad alternativa) no hay lugar para el dominio (cf. 1 Sm 8,5) ni éste se considera un beneficio; se practica la igualdad y el servicio mutuo (26).

El más joven, que carecía de todo rango, opuesto al "anciano"/presbítero, institución judía (cf. 22,66: senadores = presbíteros/ancianos). El liderazgo se identifica con el servicio. Jesús pone como ejemplo su propio comportamiento (27); ante esto, no cabe invocar privilegios.

Las tentaciones (28) remiten a las del desierto (4,1-13), verificadas a lo largo de la vida pública. Aunque no aceptan la entrega del Hombre (9,22.44s; 18,31-34), los discípulos no han abandonado a Jesús. A esta lealtad responderá Jesús con el don de su propia realeza (la del Mesías/Ungido por el Espíritu, que hace hijos de Dios, 3,22), para que puedan participar en el banquete de su Reino (29).




Cuando yo reine (30), lit. "en mi Reino", el reinado de Dios ejercido en la tierra (cf. 5,24: autoridad de Jesús en la tierra, perdonando y dando vida; contraste con 22,25: dominio de los reyes de las naciones). El juicio se inaugurará con la muerte de Jesús: a lo largo de la historia, la respuesta de la comunidad creyente juzgará la actitud del Israel histórico que ha rechazado al Mesías, su rey (cf. 13,28-30; 14,24; 23,39-43).

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