lunes, 14 de mayo de 2018

LECTURAS DEL LUNES 14 DE MAYO DEL AÑO 2018

Primera Lectura. Hechos 1,15-17,20-26.

15 Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los hermanos (había una multitud como de ciento veinte personas reunidas con el mismo propósito) y dijo:
16 - Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo había predicho en la Escritura por boca de David acerca de Judas, que hizo de guía a los que prendieron a Jesús.
17 Formaba parte de nuestro grupo y le cupo en suerte este servicio.

20 En efecto, está escrito en el libro de los Salmos:

                         Que su finca quede desierta
                                 y no haya nadie que habite en ella,
                                 y que su cargo lo ocupe otro (Sal 69,26; 109,8).

21 Por tanto, uno de los hombres que nos acompañaron todo el tiempo mientras vivía entre nosotros el Señor Jesús,
22 a partir del bautismo de Juan hasta el día en que se lo llevaron a lo alto separándolo de nosotros, uno de ésos tiene que ser con nosotros testigo de su resurrección.
23 Propusieron a dos: a José el llamado Barsabá, de sobrenombre Justo, y a Matías.
24 Y oraron así:
- Señor, tú penetras el corazón de todos; muéstranos a cuál de estos dos has elegido,
25 a fin de que, en este servicio apostólico, ocupe el puesto del que desertó Judas para marcharse al que le correspondía.
26 Les repartieron los votos, el voto recayó en Matías, y fue cooptado por elección a los once apóstoles.

EXPLICACIÓN.


15-26. Los hermanos, "ciento veinte (múltiplo de doce) personas reunidas con el mismo propósito" (15), pretenden completar el número doce, para dar validez perenne al Israel mesiánico, en el que siguen creyendo (cf. 1,6.12): "el propósito" común no es otro que el de erigirse en los verdaderos representantes de Israel. Pedro recurre al libro de los Salmos para justificar la acción que van a llevar a cabo (16.20). El duodécimo miembro tiene que haber sido testigo presencial de toda la vida pública de Jesús y, en particular, de su resurrección (21s).

Dos son los candidatos propuestos: José y Matías. El primero tiene todos los pronunciamientos a favor: "el llamado Barsabá" (nombre arameo; en la rec. occ "Bernabé", cf. 4,36!), "de sobrenombre Justo" (nombre latinizado, Ioustos, título referido en gr. a Jesús, cf. 3,14; 7,52; 22,14); del segundo no se especifica nada (23).

Faltos de discernimiento, recurren a Dios (24). Conscientes, por un lado, de que Jesús no ha querido restaurar el nuevo Israel, definitivamente desarticulado con la deserción de Judas (cf. 1,6s), pero convencidos, por otro, de que la continuidad del nuevo Israel es algo irrenunciable, dan con una solución de compromiso: eluden cubrir el escaño ("su finca") que Judas ha dejado vacante, asignando a quien ha de reemplazarlo tan sólo "su cargo/servicio apostólico" (17.20.25). Con esta estratagema quieren evitar a toda costa que los parientes de Jesús puedan hacer valer las pretensiones del Israel "según la carne" (cf., con todo, 12,17; 15,13-21; 21,18-25).

La forma de adivinar cuál sería la elección divina, "les repartieron votos/suertes y recayó el voto en Matías" (26a), procedimiento inusitado en el AT (donde se habla de "echar suertes", cf. Lc 23,34), cotejada con la frase del v.17: "le cupo en suerte este servicio", insinúa que pretenden elegir como lo hizo Jesús, pero no por inspiración del Espíritu Santo (cf.12), sino por simple votación. La rec. occ. lo explicita: "dieron sus votos" y, en lugar de "fue cooptado por elección a los once apóstoles" (26b), lee: "fue adscrito por elección a los doce ap." dando a entender que, efectivamente, el escaño ha quedado vacío ("los doce apóstoles" son los de antes, por constituir ya un todo indisociable, el colegio apostólico).


Salmo. 113,1-8.

(1 Sm 2; Lc 1,46-53)
1Aleluya. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
2Bendito sea el nombre del Señor
ahora y por siempre.
3De la salida del sol hasta el ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
4El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
5¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que encumbra su trono
6y abaja su mirada en el cielo y la tierra?
7Levanta del polvo al desvalido, 
alza de la basura al pobre,
8para sentarlo con los nobles,
con los nobles de su pueblo. 

Explicación.
113 Género. Himno al nombre de Yhwh y a un aspecto de su acción entre los hombres. La situación es genérica.
El nombre . Al principio Dios pone nombre a los seres; después le pasa la tarea a Adán (Gn 1-2). ¿Quién le pone nombre propio a Dios? -Dios solo. Puede rehusarlo (Gn 32,30; Jue 13,6.17s); puede concederlo (Ex 3 y 34). Al comunicar su nombre personal, Dios se arriesga: lo da para el uso, lo expone al abuso; con un mandamiento lo protege del abuso. El hombre lo invoca, respeta, alaba, incluso lo ama (ls 56,5); impone a sus hijos nombres compuestos de -yahu, Yeho-. El nombre Yhwhes único: Zac 14,9.
La acciónLa acción del Señor cambiando las suertes es pariente del canto de Ana (1 Sm 2) y del Magnificat (Lc 1); difiere porque habla sólo de exaltación, no de humillación. La paradoja es que el Señor elevado se abaja para elevar al hombre.
Composición. Se puede dividir en tres estrofas de tres versos: alabanza del nombre (1-3), el Señor en el cielo (4-6), su acción en la tierra (7-9). El término "nombre" se pronuncia tres veces; Yhwh Yhocho / siete veces (reteniendo el Aleluya final o pasandóselo al salmo siguiente, como en los LXX). Hay que leer como quiasmos los versos 2-3 y 5-6, según el esquema A BB A.
113,1 El nombre Yhwh es una de sus mediaciones. Pronunciado endereza la alabanza.
113,2 El salmo es un eslabón en una cadena perpetua.
113,3 Sigue el movimiento del sol, que abarca toda la tierra (Sal 19).
113,4 "Todos los pueblos" como 99,2; no divinidades como 97,9. Compárese la "gloria" celeste con la de Is 6.
113,5-6 Atención a la lectura quiástica. Un buen comentario en 1 s 57,15; para la mirada, Is 63,15 combinado con 66,2.
113,7-8 Pobres e indigentes vivían de la caridad pública, sin voz ni voto en los asuntos públicos. El Señor los levanta para que participen en el senado o concejo.
Transposición cristiana.
 El movimiento de bajar para elevar culmina en el misterio de la encarnación. Léase el himno de Flp 2,6-11. Por mediación de ls 54 y su cita en Gal 4,27, pasamos a una lectura eclesiológica del final.
Evangelio. Juan 15,9-17.

9. Igual que el Padre me demostró su amor, os he demostrado yo el mío. Manteneos en ese amor mío.
10. Si cumplís mis mandamientos, os mantendréis en mi amor, como yo vengo cumpliendo los mandamientos de mi Padre y me mantengo en su amor.
11. Os dejo dicho esto para que llevéis dentro mi propia alegría y así vuestra alegría llegue a su colmo.
12. Éste es el mandamiento mío: que os améis unos a otros igual que yo os he amado.
13. Nadie tiene amor más grande por los amigos que uno que entrega su vida por ellos.
14. Vosotros sois amigos míos si hacéis lo que os mando.
15. No, os llamo siervos, porque un siervo no está al corriente de lo que hace su señor; a vosotros os vengo llamando amigos, porque todo lo que le oí a mi Padre os lo he comunicado.
16. No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros y os destiné a que os pongáis en camino, produzcáis fruto y vuestro fruto dure; así, cualquier cosa que le pidáis al Padre en unión conmigo, os la dará.
17. Esto os mando; que os améis unos a otros.

EXPLICACIÓN.


El Padre demostró su amor a Jesús (9) comunicándole la plenitud de su Espíritu (1,32s), que era la comunicación de su gloria o amor fiel (1,14). Jesús demuestra su amor a los discípulos de la misma manera, comunicándoles el Espíritu que está en él (1,16; 7,39); la unión a Jesús-vid (15,1ss) se expresa ahora en términos de amor. Los discípulos deben vivir en el ámbito de ese amor (cf. 15,4).

Pone en paralelo la relación de los discípulos con él y la suya con el Padre (10,15) (10): la fidelidad del amor se expresa en ambos casos por la respuesta a las necesidades de los hombres (cumplir los mandamientos) del Padre/de Jesús). La praxis asegura la unión con él. No existe amor a Jesús sin compromiso con los demás. Los mandamientos o encargos del Padre a Jesús se identifican con su misión de salvar a la humanidad. El criterio objetivo de la relación con él y con el Padre es el amor de obra (cf. 1 Jn 3,14); éste demuestra la autenticidad de la experiencia interior.


La alegría (11) es “objetiva”, por el fruto que nace (15,8), y “subjetiva”, porque el amor practicado produce la experiencia del amor; los discípulos viven circundados del amor de Jesús. Pero además, Jesús comparte con ellos su propia alegría, la que procede del fruto de su muerte y de experiencia del Padre.


El mandamiento que constituye la comunidad y le da su identidad (13,34) es, al mismo tiempo, el fundamento de la misión (12). Donde no existe comunidad de amor mutuo como alternativa a la sociedad injusta, no puede haber misión. Señala Jesús cuál es la cima del amor (13,34: Igual que yo os he amado) (13). Explica la adhesión en términos de amistad (15), que nace de la comunidad de espíritu y de la común vivencia de entrega. Ha pasado de la metáfora local (15,4: seguir insertados en la vid) a la relación personal (amigos). Requiere que la relación con él sea de amistad. Siendo el centro del grupo, no se coloca por encima de él: quiere ser compañero de los suyos en la tarea común. En contexto de misión, la amistad significa la colaboración en un trabajo que se considera común a todos y responsabilidad de todos. La igualdad y el afecto crean la libertad. La diferencia entre el siervo y el amigo se basa en la confianza. Ésta es total: a sus discípulos Jesús se lo ha comunicado todo.


La elección es la de todo discípulo (16). En cierto modo, Jesús ha elegido a la humanidad entera, pues ha venido a salvar al mundo (3,17; 12,47); al acercarse el hombre, esa elección queda concretada y realizada por la acogida de Jesús. La frase expresa la experiencia de cada cristiano, pues éste, aunque consciente de su opción libre, sabe que no puede atribuir sólo a su iniciativa la condición de miembro de la comunidad de Jesús. La elección se hace para la misión; los discípulos son colaboradores de Jesús. Él espera que la labor de los suyos tenga un efecto duradero que vaya cambiando la sociedad (que vuestro fruto dure). La dedicación a realizar las obras de Dios (9,4), que es la sustancia de la misión, pone a disposición de los discípulos la fuerza del Padre. A través de ellos se vierte el torrente de su amor.


Para terminar la sección sobre el amor, repite Jesús su mandamiento (cf.12 )(17), condición para estar vinculados a él y producir fruto. La repetición es, al mismo tiempo, un aviso: si no existe esa calidad de amor, falta lo esencial.

SÍNTESIS.

Identificado con Jesús y su mensaje, el grupo tiene su pleno apoyo. La actividad de la comunidad hace llegar a los hombres el amor del Padre que ofrece vida. Jesús excluye la adhesión y el amor propios de siervos o súbditos: deben ser amistad que llega a dar la vida por los amigos. La misión adquiere así una dimensión nueva: los discípulos se dedicarán con él a una labor que sienten como propia; no serán siervos de un señor, sino hombres libres, amigos que comparten su alegría en la tarea común.

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