sábado, 18 de abril de 2015

LECTURAS DEL SÁBADO 18 DE ABRIL DEL AÑO 2015.

PRIMERA LECTURA. Hechos 6,1-7.

  1 Por aquellos mismos días, al crecer el número de los discípulos, se produjo una protesta de los de lengua griega contra los de lengua hebrea, a saber, que en el servicio asistencial de cada día desatendían a sus viudas.
2 Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y les dijeron:
                   - No está bien que nosotros desatendamos el mensaje de Dios por un servicio de administración.
3 Por tanto, hermanos, escoged entre vosotros a siete hombres de buena fama, llenos de Espíritu y saber, a los que podamos encargar este asunto;
4 nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio del mensaje.
                  5 La propuesta pareció bien a toda la asamblea, y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.
6 Los presentaron a los apóstoles, y éstos, imponiéndoles las manos, oraron.
7 El mensaje de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía considerablemente el número de los discípulos; también gran número de sacerdotes respondían con su adhesión.

EXPLICACIÓN.

La Iglesia de Antioquía (6,1-12.25): Por analogía con la iglesia de Jerusalén, Lc distingue la etapa constitutiva de la comunidad (6,1--1,26) de su etapa manifestativa al mundo (11,27-12,25), en paralelo con la concepción (Lc 1,26-38) y el nacimiento de Jesús (2,1-52).

                    Constitución de la comunidad helenista (6,1-11,26): Comprende la elección de los Siete (6,1-6) con el colofón correspondiente a la iglesia de Jerusalén (6,7), la reacción de las sinagogas helenistas (6,8-15), el testimonio cabal de Esteban (7,1-52) y su martirio (7,54-8,1a), así como la gestación de una nueva iglesia a raíz de la persecución y dispersión de la comunidad helenista (8,1b-3), el cambio profundo que se ha operado en tres personajes, Felipe, Saulo y Pedro (8,4-11,18), y la llegada de los dispersos a Antioquía con la fundación de la iglesia "cristiana" (11,19-26).

                   1-6. Debido al compromiso alcanzado ("Por aquellos mismos días" es un lazo de unión), crece considerablemente el grupo autóctono; la consiguiente marginación del grupo helenista ("las viudas" representan el estamento más desamparado) causaa fricciones en el seno de la comunidad (1). Los Doce, como responsables de la comunidad hebrea/israelita, convocan el pleno de los discípulos descontentos, que los acusan de haber administrado con parcialidad los cada vez más exiguos bienes comunitarios; la administración es tan absorvente que no les deja tiempo para sus obligaciones como buenos judíos ("oración") ni para la tarea misionera ("mensaje") (2,4).

                  Proponen que elijan ellos misos a "siete hombres" (el número connota universalidad: recuérdese la designación de "otros setenta" por parte de Jesús, Lc 10,1) con buena reputación en el seno del grupo helenista ("de entre vosotros, de buena fama"), "llenos de Espíritu Santo y saber" (3): "llenos", resultado de "llenarse", comporta un estado de plenitud de Espíritu Santo (cf. Lc 4,1, predicado de Jesús), con vistas al discernimiento comunitario; "saber" (lit. "sabiduría"), habilidad para una buena administración. Los Doce se avienen a crear una administración paralela. La actividad posterior de este grupo no corresponderá a la función administrativa que se les asigna.

                 La comunidad helenista, dotada de discernimiento espiritual, elige a siete representantes cuyos; todos son griegos, y el primero y el último, englobantes del grupo, llevan determinación: de Esteban se subraya de nuevo que está "lleno de fe y Espíritu Santo" (cf. todavía 6,8.55), presentándolo como el modelo de discípulo; Nicolás es un prosélito, signo de la apertura de ese grupo, "amtioqueno", anticipación de la futura iglesia de Antioquía (5). "Los apóstoles", y no ya "los Doce" (v.2), les confieren la misión (6): "los Siete" participan de la misión universal ("los apóstoles"), pero sin estar integrados en el Israel mesiánico ("los Doce") (cf. Lc 10,1ss).

                  7. La iglesia de Jerusalén crece espectacularmente tras esa escisión. Los apóstoles siguen identificados con la institución judía y sus tradiciones ("en Jerusalén", en sentido sacral), haciendo proselitismo entre los sacerdotes encargados del culto del templo, una casta muy numerosa y más bien pobre. Otra cosa eran los "sumos sacerdotes", detentadores del poder teocrático.

SALMO. 33,1-2.4-5.18-19.

1 Alabad, justos, al Señor,
que la alabanza es cosa de hombres rectos.
2 Dad gracias al Señor con la cítara,
tañed para él el arpa de diez cuerdas.

4 Que la palabra del Señor es recta
y toda su actividad está acreditada.

5 Ama la justicia y el derecho
y su misericordia llena la tierra.

 18 Mira: el ojo del Señor sobre sus fieles,
que esperan en su misericordia,
19 para librar su vida de la muerte
y mantenerlos en tiempo de hambre.


Explicación.
 
33,1-3 y 20-22 Forman el marco. De alguna manera el comienzo mira al pasado para cantarlo, el final queda a la expectativa del futuro. Los invitados son al principio los hombres rectos y honrados, no toda la comunidad. Al final entra la primera persona, como respondiendo a la invitación inicial, o como impresionados por el contenido del himno. Un "canto nuevo" puede sugerir la ocasión nueva o el tema o la melodía; la fórmula se vuelve convencional: Sal 40,4; 96,1; 144,9; 149,1.

 33,4-5 Del Señor quiere decir mucho en poco espacio y lo estiliza en tres aspectos: "palabra - obra - amor". Al principio insiste en la "justicia": ¿por què? El salmo va a presentar a un Dios que parece discriminar pueblos, parece elegir arbitrariamente, parece complacerse en el fracaso humano. Aunque el salmo no se ocupa de teodicea, quiere asentar como programa la justicia de su Dios en palabras, obras y sentimientos. A la justicia acompaña la misericordia, para que no sea despiadada ni inexorable; retoma en los vv. 18 y 22.

33,4 Sal 11,7.

 33,18-19 El destino del pueblo escogido es un sistema de contrastes. A la derrota militar no se opone la victoria militar de Israel, sino la intervención del Señor. A la mirada universal escrutadora, la mirada protectora. Todo lo domina la "misericordia", que alcanza el límite último de la vida y la muerte.

33,19 También el rey de Israel puede fracasar en sus planes, si ésos no respetan el designio del Señor. En tiempo de guerra y en tiempo de hambre lo importante es "confiar" en el Señor, cuyo "designio" es "conservar la vida": Gn 50,20. Por eso al final del salmo se impone la "esperanza" y "confianza" enla "misericordia" del Señor.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Podemos fijarnos en la escena de Getsemaní: en la oración de Jesús para aceptar el designio del Padre; en el intento armado de un discípulo contra el plan de Dios. En el prólogo de Juan, 1,3 se cita o se alude a los versos 6.9 del Salmo.

EVANGELIO. Juan 6,16-21.

16. Al anochecer bajaron sus discípulos al mar,
17. se montaron en una barca y se dirigieron a Cafarnaún. (Los había cogido la tiniebla y aún no se había reunido con ellos Jesús;
18. además, el mar, por un fuerte viento que soplaba, estaba picado.)
19. Habían ya remado unos cinco o seis kilómetros cuando percibieron a Jesús que, andando sobre el mar, se acercaba a la barca, y les entró medio;
20. pero él les dijo:
-Soy yo, no tengáis miedo.
21. Al querer ellos recogerlo en la barca, inmediatamente se encontró la barca en la tierra adonde iban.

EXPLICACIÓN


Ante la negativa de Jesús a ser hecho rey, los discípulos desertan de él; la tiniebla, la ideología del poder, propia del sistema opresor, cuyos falsos valores profesan (16-17). Jesús no los abandona (amor leal) (19); andar sobre el mar, manifestación de la divinidad de Jesús (Job 9,8; 38,16). Sienten miedo porque aún no comprenden su amor. Yo soy: el Mesías, el Hombre-Dios. En cuanto intentan recogerlo en la barca (21), ésta se encuentra en terreno firme: al aceptar a Jesús llegan a la tierra adonde él pretendía llevarlos con su éxodo.

SÍNTESIS.

El acaparamiento de los bienes creados, el sentido de propiedad privada, crea la necesidad. Frente a la sociedad injusta, que provoca la miseria, propone Jesús su alternativa: la abundancia se consigue rompiendo con el egoísmo acaparador y compartiendo lo que se tiene. El amor, expresado en el compartir generoso, hace crecer a los hombres, devolviéndoles su dignidad y su independencia. Esto es labor de todos, hay que continuar la generosidad indefinidamente. La dificultad está en que muchos no quieren asumir su parte de responsabilidad en la tarea común. Prefieren una figura de poder que les asegure la vida. La solución a la injusticia, sin embargo, no se encuentra en el poder de uno que mande, sino en el amor de todos.

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