PRIMERA LECTURA. Job 3,1-3.11-17.20-23.
1Entonces Job abrió la boca y maldijo su día 2diciendo:
SALMO. 88,2-8.
2Señor Dios mío, de día te pido auxilio,
Explicación.
EVANGELIO. Lucas 9,51-56.
51 Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo alto, también él resolvió ponerse en camino para encararse con Jerusalén.
52 Envió mensajeros por delante; éstos entraron en una aldea de Samaría para preparar su llegada,
53 pero se negaron a recibirlo, porque había resuelto ir a Jerusalén.
54 Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le propusieron:
- Señor, si quieres, decimos que caiga un rayo y los aniquile.
55 Él se volvió y los increpó.
56 Y se marcharon a otra aldea.
EXPLICACIÓN.
Quinta sección del Evangelio (9,51-19,46), que abarca el viaje de Jesús a Jerusalén. Se divide en tres subsecciones: 1) Preámbulo (9,51-10,24); 2) Parte central del viaje (10,25-18,30); 3) Subida a Jerusalén (18,31-19,46). El punto central se sitúa en la denuncia de Jerusalén (13,31-35).
Preámbulo (9,51-10,24). En los prolegómenos de la sección del viaje, típica de Lc, se describen una serie de acontecimientos que culminarán en la designación de un grupo alternativo al de los Doce, los Setenta, de origen samaritano.
Decisión irrevocable. 51-56. Comienza el viaje que terminará en Jerusalén (19,29-48), desde donde Jesús efectuará su éxodo (9,31), designado aquí como ser llevado a lo alto (Hch 1,2.11.22). El propósito del viaje es enfrentarse con Jerusalén/institución judía (también él, cf. Ez 6,2; 13,17; 21,2.7). Los mensajeros, que deben preparar el camino de Jesús entre los samaritanos (cf. 7,27: Juan Bautista, que lo prepara entre los judíos) les anuncian que Jesús va a Jerusalén (como un Mesías nacionalista inaceptable para los samaritanos), pero no que va a enfrentarse con ella; de ahí el rechazo (52s). Santiago y Juan, espíritu de violencia (cf. 6,27s); quieren repetir el castigo de Elías (2 Re 1,10.12); conciben a Jesús como a un nuevo Elías (reformista violento) (54). Increpar, el verbo usado para los endemoniados (4,35.41 y 9,42: "conminar") (55).
1Entonces Job abrió la boca y maldijo su día 2diciendo:
3¡Muera
el día que nací, la noche que dijo:
«Han concebido
un varón»!
11 ¿Por qué al salir del vientre no morí
o perecí
al salir de las entrañas?
12¿Por qué me recibió un regazo
12¿Por qué me recibió un regazo
y unos pechos
me dieron de mamar?
13Ahora reposaría tranquilo
13Ahora reposaría tranquilo
y dormiría
en paz,
14como
los reyes y consejeros de la tierra
que reconstruyen ciudades derruidas;
15 o como los nobles que poseyeron oro
que reconstruyen ciudades derruidas;
15 o como los nobles que poseyeron oro
y llenaron
de plata sus palacios.
16Ahora sería un aborto enterrado,
16Ahora sería un aborto enterrado,
una criatura
que no llegó a ver la luz.
17AIIí acaba el tumulto de los malvados,
allí reposan los que están rendidos,
17AIIí acaba el tumulto de los malvados,
allí reposan los que están rendidos,
20¿Por qué dio a luz a un desgraciado
y vida
al que la pasa en la amargura,
21al que ansía la muerte que no llega
21al que ansía la muerte que no llega
y
escarba buscándola, más que un tesoro,
22al que se alegraría ante la tumba
22al que se alegraría ante la tumba
y gozaría
al recibir sepultura,
23al
hombre que no encuentra camino
porque Dios le cerró la salida?
porque Dios le cerró la salida?
Explicación.
3,1-2
Rompe el silencio Job y su voz suena como un grito desde la profundidad,
como
en los salmos 22 y 130. La apuesta de Satán era que Job maldeciría a
Dios a la cara;
en vez de ello, Job maldice el día que nació, es decir, su existencia
entera
desde su raíz temporal, concepción y nacimiento (3-10). Después (11-19)
Job se
queja con la pregunta clásica "por qué": es una fórmula que puede
significar protesta, rebelión, como en Ex 17,3; Nm 11,4; 14,3; también
puede significar
súplica dolorida y confiada, como en muchísimos salmos. En la tercera
parte, repitiendo la queja, Job se dirige a Dios y se mira a sí.
3,11-19
Al otro extremo de la vida está la muerte. Ya que es imposible abolir el nacimiento.-y-desandar
hasta el comienzo el tiempo, al menos se puede invocar y desear el otro
extremo: llegar al no existir por la salida de la muerte. De nuevo la muerte está
vista con nostalgia, desde el dolor; y la nostalgia transforma en valores positivos
lo que es simple negación: no se distinguen, no trabajan, no sufren, no hay
malvados. El verso 16 se leería mejor después del 12.
3,11 Job
10,19.
3,13 Ecl
6,5.
3,14 Mausoleos:
con una leve corrección. Otros retienen el original hebreo, que habla de
ruinas.
3,17-18
Prisioneros de guerra condenados a trabajos forzados. Por contraste, la vida se
presenta como esclavitud, prisión, trabajo forzado. Pequeños y grandes en sentido
social.
3,20-26
Los dos extremos de la vida, los dos accesos al no ser, están en manos de Dios,
y Dios es responsable de ellos. Cuando Job maldecía, tenía presente el nacimiento;
cuando Dios se presenta a su conciencia, Job se queja sin comprender: ¿por qué
Dios nos encomienda la vida sin contar primero con nosotros?, ¿por qué da vida
al que desea la muerte?, ¿es la vida un bien, o es bien lo que uno desea? Desde
las breves frases de resignación pronunciadas en los capítulos 1 y 2 hasta aquí
la conciencia de Job ha avanzado en profundidad, y ha sido el dolor lo que ha intensificado la conciencia.
3,21 El
reino de la muerte está escondido bajo tierra: se cava la sepultura como se cava
buscando un tesoro.
SALMO. 88,2-8.
2Señor Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia.
3Uegue hasta ti mi súplica,
inclina el oído a mi clamor.
3Uegue hasta ti mi súplica,
inclina el oído a mi clamor.
4Que mi ánimo está colmado de desdichas
y mi vida está al borde del Abismo.
y mi vida está al borde del Abismo.
5Ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un hombre inválido;
6confinado entre muertos, como las víctimas
que yacen en el sepulcro,
soy como un hombre inválido;
6confinado entre muertos, como las víctimas
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria
porque fueron arrancados de tu mano.
porque fueron arrancados de tu mano.
7Me has colocado en 10 hondo de la fosa,
en tinieblas abismales.
en tinieblas abismales.
8Tu cólera pesa sobre mí,
me arrojas tus rompientes. Explicación.
88,2-3
El hebreo sigue-un orden refinado: "Señor, Dios de mi salvación, de día
clamo, de noche en tu presencia". A pesar de lo que sufre, sigue orando
el moribundo y orando morirá.
88,4
"Saciado de desgracias": balance de una vida o impresión final. "Vida y
Seol": contigüidad de vida y muerte, patente a la conciencia.
88,5 "Los que bajan a la fosa": véase Ez 31,14.16; 32. "Hombre" o varón (fuerte) inválido: apurando contrarios.
88,6
"Confinado": imaginemos un hospital de campaña, entre heridos
desahuciados. Otros traducen "emancipado" (cfr. Job 3,19), que es otra
paradoja: finalmente libre ... con los muertos. "Víctimas": caídos en
batalla o ajusticiados o asesinados. Dios no se acuerda de ellos: en
contraste con Sal 8; compárese con Job 14,13-15.
88,7 Empieza la serie en segunda persona, con una acumulación de términos de lugar.
88,8
Cuando Dios es sujeto de "apoyar", el verbo tiene valor positivo. El
orante retuerce la expresión: es tu cólera la que se apoya o pesa.
Trasposición cristiana.
Los
comentaristas antiguos ponen este salmo en boca de Jesús en Getsemaní y
en la cruz. La certeza de la resurrección no le ahorró la amargura de
la copa que el Padre le alargaba: Mc 14,33; Lc 22,44. Al morir él, toda
la tierra quedó en tinieblas. Hay que dejar al salmo que, sin
paliativos, desarrolle todo su patetismo y nos ayude a contemplar la
trágica grandeza de la muerte de Jesús. Sólo así mostrará toda su fuerza
la resurrección. Ahora por los muertos "hace prodigios". EVANGELIO. Lucas 9,51-56.
51 Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo alto, también él resolvió ponerse en camino para encararse con Jerusalén.
52 Envió mensajeros por delante; éstos entraron en una aldea de Samaría para preparar su llegada,
53 pero se negaron a recibirlo, porque había resuelto ir a Jerusalén.
54 Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le propusieron:
- Señor, si quieres, decimos que caiga un rayo y los aniquile.
55 Él se volvió y los increpó.
56 Y se marcharon a otra aldea.
EXPLICACIÓN.
Quinta sección del Evangelio (9,51-19,46), que abarca el viaje de Jesús a Jerusalén. Se divide en tres subsecciones: 1) Preámbulo (9,51-10,24); 2) Parte central del viaje (10,25-18,30); 3) Subida a Jerusalén (18,31-19,46). El punto central se sitúa en la denuncia de Jerusalén (13,31-35).
Preámbulo (9,51-10,24). En los prolegómenos de la sección del viaje, típica de Lc, se describen una serie de acontecimientos que culminarán en la designación de un grupo alternativo al de los Doce, los Setenta, de origen samaritano.
Decisión irrevocable. 51-56. Comienza el viaje que terminará en Jerusalén (19,29-48), desde donde Jesús efectuará su éxodo (9,31), designado aquí como ser llevado a lo alto (Hch 1,2.11.22). El propósito del viaje es enfrentarse con Jerusalén/institución judía (también él, cf. Ez 6,2; 13,17; 21,2.7). Los mensajeros, que deben preparar el camino de Jesús entre los samaritanos (cf. 7,27: Juan Bautista, que lo prepara entre los judíos) les anuncian que Jesús va a Jerusalén (como un Mesías nacionalista inaceptable para los samaritanos), pero no que va a enfrentarse con ella; de ahí el rechazo (52s). Santiago y Juan, espíritu de violencia (cf. 6,27s); quieren repetir el castigo de Elías (2 Re 1,10.12); conciben a Jesús como a un nuevo Elías (reformista violento) (54). Increpar, el verbo usado para los endemoniados (4,35.41 y 9,42: "conminar") (55).
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